La carnicería de los partidos

 

En cualquier caso, la mañana del 2 de julio, ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD seguirán siendo los partidos que vinculen nuestra manifestación política


No soy adivino y, por lo tanto, no sé quién será nuestro próximo presidente el 1º de julio, ni cómo será el reparto de los poderes de acuerdo a todas las listas para los más de 3 mil cargos que se elegirán ese día.

Pero sí soy observador de la realidad nacional, y lo que ahora estoy viendo se asemeja mucho a una carnicería de partidos.

La propia dinámica, el agotamiento de los modelos, de los liderazgos y de las cifras, ha planteado situaciones como el hecho de que el PRI tuvo que cambiar sus estatutos para poder tener un candidato que no militara en el partido, pero que sí fuera simpatizante.

La coalición Por México al Frente que representó una purga interna para el Partido Acción Nacional, tiene un gran ganador, ese bróker de la política mexicana que es Dante Delgado quien con su Movimiento Ciudadano consiguió –casi desde la nada– competir y repartirse el poder de forma igualitaria con partidos como el PAN y el PRD.

Pero ahora viendo las listas y las carnicerías internas, sobre todo del tricolor, me surgen muchas preguntas. Y es que, supongo que Meade es consciente de que si gana las elecciones se va a encontrar con un partido que habrá ganado en su contra, no sólo porque no es priista, sino porque en el ajuste de las listas hay ciertos repartos de poderes territoriales y algunas ausencias de personas tan significativas como Beltrones; evidenciando la quintaesencia de un partido abierto en canal que tarde o temprano estará destinado a la confrontación.

En cualquier caso, el PRI se encamina a una situación en la que no sé cómo hará posible que el voto duro, casi 8 millones y medio de sufragios, según las últimas estimaciones, consolide el triunfo de la elección a presidente.

Creo en los milagros, pero dada la carnicería de sus listas, las peleas internas y la figura de Meade, no veo cómo se puede contar con esos millones de votos duros que se consideran como fijos en la candidatura.

Otro cantar es el Movimiento Regeneración Nacional, que como ya he mencionado, al parecer tiene una gran habilidad para esconder su pasado hasta el día que pidamos una rendición de cuentas.

En ese sentido, no sé cuántos se vayan a sumar al voto duro que tiene AMLO para salvar el pellejo, o por la convicción de regeneración tan profunda, ética, democrática y política que la situación y las encuestas –que auguran una victoria tan importante– están produciendo en tanta gente.

En cualquier caso, la mañana del 2 de julio, ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD seguirán siendo los partidos que vinculen nuestra manifestación política.

Eso desde muchos puntos de vista puede ser positivo, pero hay una gran pregunta: ¿la crisis afectará a los partidos y dejará sin graves consecuencias a los candidatos?