La cola del dragón

 

Los demócratas han desencadenado una cacería de brujas contra Trump


A estas alturas no es necesario ser un genio para saber que Donald Trump está construyendo su propio final. Cada día sale a la luz un nuevo nombre de los miembros de su gobierno presuntamente involucrados con funcionarios de Rusia.

Cada día la maquinaria implacable del país que consagró la figura del impeachment en su Constitución y que hasta el momento ha sido testigo de dos procesos presidenciales que no llegaron a la destitución, el de Andrew Johnson (1868) y el de Bill Clinton (1998); se ha ido hundiendo en una profunda crisis que ha avanzado con gran velocidad.

Aunque si todo eso es un montaje para acabar con el único que le podría poner un freno a Putin, habrá que reconocer que ha tenido un gran éxito, y es que no ha pasado ni un día en el que el Gobierno ruso y su red de intereses no terminen por salpicar a algún miembro del gabinete de Trump.

Eso es peligroso para el mundo, sobre todo porque como ya ocurrió en Estados Unidos a principios de los años 70 con el escándalo del Watergate, se designó al general Alexander Haig para que viviera y durmiera a lado de Richard Nixon y así evitar que el whisky y el grito de su pueblo reclamándole las trampas que había hecho desde la Casa Blanca, lo tentaran a usar el maletín nuclear creyendo que el enojo social se arreglaría creando un conflicto sin precedentes.

Pero ahora, ¿quién dormirá con Trump cuando la crisis empeore? Porque eso será algo que el Estado norteamericano tendrá que resolver. Mientras tanto México debe tener cuidado, porque cada vez que la crisis se agudiza y se va profundizando el caso Trump, el efecto del movimiento que produce la cola del dragón lleva a nuestro país a una situación de riesgo.

Porque atacarnos, deportarnos, ofendernos y aislarnos no es sólo un producto rentable y de bajo costo para él, sino que también es uno de los pocos elementos con los que puede contraatacar la frustración que siente. Y es que, haga lo que haga, el pueblo inconforme, los demócratas, los traidores y los medios de comunicación han desencadenado una cacería de brujas que sólo busca terminar con el magnate.

Puesto que en una situación así, en la que hasta el momento Trump es el único al que no se le ha sorprendido en una relación directa con Putin y su universo, no es de extrañar que las furias, los rebotes y los daños colaterales puedan convertirse en un peligro para nuestro país.

En este momento ya se amenaza con imponerle un impuesto a las remesas, y en ese sentido nadie, ni siquiera el propio Gobierno o el canciller consideran que sea posible atacar al dragón.

Un dragón que además se siente cada día más acorralado por sus propias incongruencias o al menos por las del equipo que conformó.

Twitter @antonio_navalon