Crisis de estado, crisis de partido

 

La crisis del Estado Mexicano y del PRI puede ser la mejor oportunidad para una plataforma política


Sin lugar a dudas el Partido Revolucionario Institucional está en crisis. Y no es que se requiera ser un especialista en Ciencia Política para determinarlo, simplemente es que al seguir siendo un “partido de Estado”, si el ente burocrático entra en crisis, necesariamente se reflejará en el instituto político. La crisis del partido se origina en la crisis del Estado, y ante un partido debilitado, el propio Estado disminuye sus capacidades operativas en el manejo de la crisis.

Esto es lo que ha venido ocurriendo después del resultado de las últimas elecciones para gobernadores donde el PRI fue el gran perdedor. A ello se suma el hecho que una vez derrotada la maquinaria electoral del régimen, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación lanzó una estratégica contraofensiva para derribar una de las reformas estructurales más importantes de la historia educativa del país.

Ante un secretario de Gobernación pasivo y permisivo, la Comisión Nacional de Negociación de la CNTE definió anticipadamente una ruta de acumulación de fuerzas a través de diversas redes de organizaciones sociales, académicas, intelectuales y de trabajadores, para presentar una estructura antagónica de resistencia en las calles de las grandes ciudades, y paralizando los puntos neurálgicos de la comunicación y el abasto del país.

Pese a ello, el hombre que está al frente de las negociaciones por parte del Gobierno Federal afirma que las reuniones le dejan un “buen sabor de boca”, aunque la bilis que derraman la mayor parte de los sectores productivos pareciera no importarle mucho.

Para los especialistas en negociación, el señor Osorio Chong no entiende que los miembros de la dirigencia de la CNTE le están dando “atole con el dedo”, y que alargar el conflicto forma parte de la estrategia del desgaste de las instituciones.

El Estado Mexicano ha entrado en una profunda crisis provocada por el rechazo popular hacia los gobernadores identificados como ladrones. Y ante la circunstancia de un nuevo dirigente con un perfil tan bajo como el de Enrique Ochoa, pareciera que Manlio Fabio Beltrones Rivera podría convertirse en el principal baluarte político de los tricolores por la forma en que logró cohesionar al grupo de diputados que lideró en la legislatura pasada.

Por lo pronto la duranguense Lourdes Quiñones será la encargada de la operación política del grupo que seguramente será identificado como la fuerza real del priismo por lo que sigue representando Manlio Fabio Beltrones Rivera. La crisis del Estado Mexicano y del PRI puede ser la mejor oportunidad para una plataforma política como la diseñada por el señor Beltrones.

Al tiempo.

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