La crisis peruana: una oda a la impunidad

 

Pedro Pablo Kuczynski, hizo dos cosas: se salvó de ser destituido e indultó al expresidente Alberto Fujimori


La semana pasada, el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, hizo dos cosas: se salvó de ser destituido e indultó al expresidente Alberto Fujimori, quien cumplía condena de prisión por delitos de lesa humanidad. La coincidencia temporal de los hechos hace que cualquiera con dos dedos de frente se vea obligado a sospechar que el perdón a Fujimori fue parte de una negociación política. En este sentido hay varios elementos a considerar. En primer lugar, en las elecciones presidenciales celebradas en 2016 Pedro Pablo Kuczynski derrotó por un margen muy corto a Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori; sin embargo, Fuerza Popular, el partido de Keiko, obtuvo la mayoría en el Congreso haciéndose con 73 de los 130 escaños posibles.

En segundo lugar hace algunos meses salió a la luz que la empresa constructora brasileña Odebrecht habría hecho pagos injustificados por casi un millón de dólares a una empresa de Pedro Pablo Kuczynski mientras éste era secretario de Finanzas del gobierno peruano encabezado por Alejandro Toledo. En tercer lugar y debido a esta conexión con la trama de sobornos de Odebrecht, el Congreso peruano estuvo a punto de destituir a Pedro Pablo Kuczynski por la causal de incapacidad moral permanente. La votación tuvo lugar el 21 de diciembre y el presidente se salvó de la destitución por ocho votos, algunos de ellos fujimoristas. En cuarto y último lugar, tres días después de haber evitado ser deshonrosamente destituido del cargo, el presidente Kuczynski indultó a Alberto Fujimori aduciendo razones humanitarias.

Como resulta lógico son muchos los que dudan de las razones esgrimidas por el primer mandatario para justificar su proceder y más bien creen que lo que está ocurriendo en Perú es una auténtica oda a la impunidad en la que un presidente corrupto indulta a un expresidente también corrupto y, además, criminal. ¿Será?