La democracia, según López

 

El éxito de AMLO es que sectores de la población creen en sus predicas


El problema del ejercicio político es que tradicionalmente se hace entre amigos, se practica por camarillas, se integra por grupos de interés, y los acuerdos se realizan por los grupos de poder. La participación ciudadana solamente se presenta cada vez que hay elecciones, y eso debiera avergonzarnos, porque los principales culpables de que tengamos gobiernos fallidos y políticos voraces somos nosotros y nuestra maldita pasividad.

Es tan débil la participación de los ciudadanos, que una camarilla de improvisados de un presunto líder mesiánico tiene la posibilidad de arrinconar al país y socavar a las instituciones que durante tanto tiempo nos hemos construido.

Eso habla del porqué nuestro sistema político, otrora fortalecido por los hombres y mujeres que lo prestigiaban, se ha convertido en rehén de los apetitos de poder de un sujeto, cuyos negros antecedentes personales están por encima de sus cualidades profesionales.

En lo personal al señor Andrés Manuel López Obrador lo he tenido cerca una sola vez, y ni por asomo aprecié en él las características de hombres que marcaron el rumbo de este país. Lo que sí pude observar de su sagacidad cuando le señalé que he sido uno de sus mayores críticos, y al escuchar mi nombre al bote pronto dijo que mi padre era un hombre sabio. Nunca tuve la admiración que Justino Galeana profesaba a Vladimir Ilich Ulianov, pero creo que al igual que yo aborrecía a los falsos profetas.

Con esto quiero señalar que la forma de hacer política del señor López Obrador se parece en mucho a quienes ofrecen arreglar problemas difíciles de manera fácil, como la pobreza, y que con todo y que se afirman honestos tienen una pronunciada vocación por la acumulación de capitales. El señor López vive en una de las zonas residenciales más caras del país, y sus hijos llevan una vida por demás disipada porque disponen de los recursos necesarios para ello.

Enderezar el rumbo de un país como el nuestro es una tarea compleja y no se hace de la noche a la mañana. Ofrecerlo es populismo, esa fácil tendencia política que dice defender los derechos, interés y aspiraciones del pueblo. El populismo se caracteriza por un fuerte liderazgo de un sujeto carismático que vierte propuestas de igualdad social y utiliza la movilización popular para exacerbar el sentimiento de odio hacia los presuntos opresores.

Los problemas de México no se resuelven de la noche a la mañana, pero el éxito del señor López es que amplios sectores de la población creen en sus predicas. El peligro consiste en sus furibundos arranques que antaño propiciaron la muerte de su hermano a causa de un balazo, y la de uno de sus mejores amigos a quien estrelló la pelota de beisbol en la nuca. Los responsables de hacerlo crecer son los ineptos que nos han gobernado. Pero quienes seguramente nos arrepentiremos seremos los mexicanos. El desastre puede ser nuestro negro destino. Al tiempo.