La guerra propagandística

 

Todo se concentra en una pelea donde lo que importa es definir quién ganó


Propaganda, dentro o fuera de las elecciones, todo es propaganda. Dirán que es normal que en los procesos electorales la propaganda sirva para pagar grandes cantidades de dinero a las televisoras o a las cadenas de radio.

Pero además ésta, después de la llegada del Internet, se convirtió en un concepto nuevo, completamente distinto, que se basa en lo que hacemos cada uno de nosotros y que va ciñendo lentamente todo el panorama, ya no el del futuro o el de las propuestas, sino el de las ofensas, las encuestas y sobre todo el del estudio casi antropológico de cómo se convierten los que hasta ahora son llamados precandidatos, si es que todos ellos siguen en la contienda de aquí al 1 de julio.

Sin embargo, en esta ocasión no me refiero a eso, me refiero a todo lo que pasa con la administración ordinaria, me refiero al mal uso de la política, me refiero a la sustitución del país real por el país formal en el que continuamente se pretende desplazar nuestra vida real.

Ya acabó hasta aquí el primer balance de la verbena-caravana por la dignidad, la paz y en cualquier caso por los 900 millones de pesos, encabezada por el gobernador de Chihuahua.

Aunque sigo sin entender por qué razón esos recursos, si ya se los iban a dar, no se los entregaron desde antes. Sigo sin entender por qué no se había hecho la solicitud de extradición de César Duarte.

Sigo sin entender cómo es que se permitió crear una plataforma para que un gobernador se subiera y declarara la guerra urbi et orbi condenando y castigando a los que, según él, son corruptos o merecerían el destierro del edén democrático chihuahuense, para que al final terminara por absolverlos.

Pero así son los hechos y todo se concentra en una pelea donde lo que importa es definir quién ganó o quién perdió.

En ese sentido, olvídese de todas las iniciativas contra la corrupción y la impunidad. Y bienvenida sea la aplicación y designación de los recursos de todos bajo un sentido partidista o selectivo de quién es amigo y quién es enemigo.

Pero a continuación pregunto, y lo hago de la manera más contundente posible: ¿realmente saben lo que están haciendo tanto los poderes de los estados como el Estado Federal?

¿De qué se trata todo esto? ¿De que yo te detengo mañana y pasado tú me detienes a mí? ¿A quién le preocupa realmente el estado de derecho?