La importancia de seguir impulsando el Sistema Nacional Anticorrupción

 

No contar con el nombramiento del fiscal, da una señal muy negativa


La más importante de las reformas estructurales de este sexenio, el Sistema Nacional Anticorrupción, un esfuerzo que se tambalea.

No haber contado con el nombramiento del fiscal Anticorrupción ni los magistrados en la materia, en los tiempos que manda la ley, da una señal muy negativa dentro y fuera de México.

El Sistema Nacional Anticorrupción es una oportunidad de oro que ninguno de los partidos políticos ha sabido aprovechar plenamente. Si visualizaran que el combate frontal a la corrupción también es rentable desde el punto de vista político, otro gallo nos cantaría.

Resulta penoso que en un país con una incidencia de la corrupción tan alta como México, nos demos el lujo de no poner en marcha íntegramente el SNA. México ocupa el lugar 123 de 176 en el Índice de Percepción de la Corrupción, el cual elabora la organización Transparency International. Esto significa que la exposición de un habitante de nuestro país a conductas inapropiadas como la extorsión, el hurto o la mordida es mucho mayor que en otros lugares de la Tierra.

Peor aún, la sobreexposición y la frecuencia a la corrupción nos ha hecho ver este problema como algo normal, en lugar de verlo como el freno al crecimiento y al desarrollo equitativo e incluyente.

En un ambiente institucional con menos espacios para la corrupción las economías crecen más. Se estima que los costos de la corrupción en México podrían oscilar entre 2 y 10 por ciento del Producto Interno Bruto. La corrupción nos cuesta a todos, y muy caro.

Si bien hay crecimiento económico, es un crecimiento muy desigual entre regiones. El crecimiento desigual ocasiona economías con condiciones de vida muy dispares en las entidades federativas, ocasionando a su vez muchos otros problemas sociales como migración, informalidad, bajos niveles de capital humano, baja calidad del empleo, violencia y un ciclo generador de pobreza.

El mayor defecto de la administración pública tanto en el ámbito federal como local es la corrupción.

La corrupción es el uso de un poder o cargo público para la obtención de un beneficio privado. Sólo con menos corrupción México podrá aspirar a ser un país donde el gasto del Gobierno sea más efectivo y las familias se beneficien con mejores servicios públicos.