La OTAN y las incógnitas de su futuro

 

¿Las cosas continuarán como están o cambiarán en el futuro?


Por una u otra razón, todo el mundo está preocupado por los rumbos que pueda tomar la nueva administración estadounidense. Sin embargo, y en la medida de lo posible, todo el mundo también busca mantener el optimismo en una suerte de ritual en el que prevalece la creencia de que por desear con suficiente ímpetu un escenario, éste terminará por hacerse realidad. En esto, Jens Stoltenberg, secretario General de la OTAN no es en absoluto la excepción.

Al recibir al presidente de Bulgaria en la sede de la organización en Bruselas Stoltenberg sostuvo que “Estados Unidos seguirá comprometido con la OTAN, con la alianza Atlántica, y no es algo que diga yo sino algo que podemos ver en el sentido de que Estados Unidos está de hecho aumentando su presencia en Europa. Hay un apoyo bipartidista a esto en el Congreso”. ¿Será? Y si es así.

¿Las cosas continuarán como están o cambiarán en el futuro? A pesar de lo que diga el señor Stoltenberg, el futuro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte plantea una verdadera incógnita y lo hace en virtud de que desde sus días de campaña, el hoy presidente Donald Trump dejó muy clara la incomodidad que le producía que la Unión Americana fuera el garante de la seguridad europea sin que los estados beneficiarios, léase Francia, Alemania, Reino Unido, Bélgica, España, Turquía y especialmente Lituania, Letonia, Estonia, Polonia, Hungría y Bulgaria entre otros pagasen la cantidad de dinero correspondiente por este beneficio. Hasta ahora Trump ha buscado cumplir sus promesas de campaña: desde el muro fronterizo hasta la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte pasando por la limitación del acceso de musulmanes a la Unión Americana. No puede descartarse que más tarde o más temprano la OTAN tenga que lidiar con los delirios de Donald Trump.