La pala, el decreto, el mito de los millennians, la real politik

 

El enojo y el sentimentalismo suelen dominar el corto plazo de las tragedias


En una de sus visitas a una zona afectada por los derrumbes provocados por los terremotos, alguna voz salió de la multitud increpando al presidente Peña Nieto: “¡agarra una pala”! El shock social no pudo razonar que el Jefe del Ejecutivo no es un rescatista a ras de escombros, sino el responsable de diseñar los decretos para atender a los afectados, fincar responsabilidades a los responsables de la imprevisión y definir la reconstrucción.

El enojo y el sentimentalismo suelen dominar el corto plazo de las tragedias. Como en 1985, se destaca hoy que la “sociedad civil” desbordó/rebasó/superó al gobierno. Y fue cierto, pero con una breve aclaración: el gobierno carece de rapidez y recursos humanos suficientes para suplir a toda la sociedad. A los nueve días, la sociedad se tuvo que replegar para que las fuerzas gubernamentales profesionales terminaran el trabajo.

Tres efectos de los terremotos tienen que colocarse bajo el análisis racional: 1.- El concepto de sociedad civil existe desde los griegos, pero fue revalidado por Carlos Monsiváis en 1985. Pero la sociedad civil es parte del Estado, por tanto, tiene referentes políticos. Lo que se quiso decir es que en las tragedias surge la sociedad solidaria, la sociedad cívica, pero es una sociedad atenta a la tragedia; no ha sido, ni en 1985 ni en 2017, una sociedad como ciudadanía; civismo no es militancia. En 1988 el PRI perdió la mayoría absoluta no por el efecto terremoto, sino por la ruptura dentro del PRI con Cárdenas. Y las bases sociales capitalinas que votaron contra el PRI fueron los grupos organizados por René Bejarano y Dolores Padierna con recursos para la reconstrucción asignados directamente por Manuel Camacho Solís como encargado del proceso para tranquilizar el encono. Esas bases se hicieron perredistas después de 1988.

2.- En 1985 y 2017 fueron los jóvenes quienes reaccionaron rápidamente ante la ausencia gubernamental. Hoy son los llamados millennials o nacidos en el milenio XXI y se les acredita el futuro de la nación: salieron y no van –dicen que más bien no deberían– a regresar a su entorno. Pero pertenencia generacional no garantiza militancia progresista. Los datos hablan: en 1988 votaron contra el PRI los mayores de 25 años; en el 2015 las cifras fueron iguales: el 25% de jóvenes de 18 a 25 años votó por el PRI y el 26% por el PAN. El 31% de la generación del sismo de 1985, por así decirlo, de 26 a 35 años, votó por el PRI y una cifra igual por el PAN. Juventud no es automáticamente idealismo o militancia, sociedad solidaria no implica oposición. Los jóvenes no salieron a tomar política o socialmente la ciudad, sino que salieron sólo a ayudar a los afectados.., hasta ahora; dos semanas después regresaron a su normalidad.

3.- La exigencia al Presidente de la República no es para que tome una pala y se convierta en rescatista de escombros, sino para que los decretos de reconstrucción estén acompañados por decretos de deslindamientos penales de responsabilidades: funcionarios, constructoras, políticos, empresarios, medios, contratistas. Y la exigencia de responsabilidades se extiende al PRD y Morena, quienes tienen desde 1986 el control político-administrativo del DF-Ciudad de México. La crisis de 1985 se acredita al PRI, pero la de 2017 es totalmente del PRD-Morena; pero el fanatismo adelanta que CdMx votará PRD-Morena, pese a los terremotos.

Política para dummies: La política podría ser también la honestidad para hacer el bien, aunque fuera de vez en cuando.

http://indicadorpolitico.mx

[email protected]

@carlosramirezh