La red México Barcelona Canadá

 

Eso es lo que le ha permitido a Javier Duarte de Ochoa realizar innumerables movimientos del dinero hurtado


Uno de los misterios de la semana que comienza ha sido la forma en que Javier Duarte de Ochoa y secuaces lograron esconder más de 35 mil millones de pesos que hurtaron de las arcas públicas en Veracruz. Los diversos mecanismos para disponer y quitar rastros al dinero han sido variados y en algunas ocasiones difíciles de desentrañar, por lo que los servicios de inteligencia del Estado Mexicano no tienen un diagnóstico certero, pero siguen una ruta que seguramente rendirá frutos en el corto plazo.

No tan solo Javier Duarte, también Roberto Borge se involucra en la trama internacional con la que ambos mandatarios han dispuesto del dinero público mediante oscuros mecanismos para impedir el rastreo de su destino final, y todo parece indicar que para ello se utilizaron mecanismos diplomáticos. Así de simple es la trama urdida, pero hay personajes claves a los que se tiene que investigar minuciosamente porque de ello depende que se entreguen cuentas claras en la aplicación de la justicia.

El padrino de Javier Duarte de Ochoa se llama Fidel Herrera Beltrán, quien ahora cumple funciones de Cónsul en la ciudad de Barcelona, España, y a quien por cierto cada semana se le entrega una valija diplomática conteniendo hasta sesenta piezas de los mejores tequilas y mezcales que se regalan en los eventos que allá se organizan para promocionar al país, aunque algunos dicen que también se entregan otros productos. Sabido es que las valijas diplomáticas están exentas de revisión aduanera.

El propio exgobernador se ha encargado de que su otrora parrandero y problemático hijo, y ahora miembro prominente de Alcohólicos Anónimos, Fidel Herrera Borunda, sea el Encargado de los Asuntos Comerciales y de Cooperación como Segundo Secretario del Consulado de México en Vancouver, Canadá. Como podemos observar, la trama para realizar esa eficiente red de dinero ha sido construida mediante el concurso de muchos y poderosos amigos del señor Herrera Beltrán.

Eso es lo que le ha permitido a Javier Duarte de Ochoa realizar innumerables movimientos del dinero hurtado en Veracruz y evadir el rastro de la Dirección de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y de la propia Procuraduría General de la República.

Para decirlo más claro, si las instancias de procuración de justicia de Veracruz y del país quieren dar con su paradero y conocer más de la trama utilizada para transportar el dinero fuera de México, solamente tienen que preguntar al cónsul de Barcelona.

Por cierto, hay otro pájaro de cuenta que también viajaba a Barcelona, España, cada 14 días a ver a quien decía era el Club de Futbol de sus amores. Independientemente de los bacanales que organizaba con sus “amigos” y “amigas”, se debería seguir la línea del dinero que también llevaba para colocarlo a buen resguardo con “sus pudientes amigos”.

Roberto Borge y Javier Duarte de Ochoa pertenecen a una generación de políticos delincuentes que refinaron la forma de robar el dinero de los mexicanos. ¿Operará la justicia? Al tiempo.