La señora presidenta

 

En México el sistema político permitió durante mucho tiempo que los encumbrados hombres y mujeres que trabajaban en las altas esferas gubernamentales se mantuvieran apartados de los cánones de la decencia y la eficiencia, pero sobre todo, de los graves procesos de corrupción que se ha distinguido como uno de los mayores males de nuestra […]


En México el sistema político permitió durante mucho tiempo que los encumbrados hombres y mujeres que trabajaban en las altas esferas gubernamentales se mantuvieran apartados de los cánones de la decencia y la eficiencia, pero sobre todo, de los graves procesos de corrupción que se ha distinguido como uno de los mayores males de nuestra historia como país. Y hay que decirlo sin temor, hasta ahora no creo que exista alguien que pueda llamarse puro y limpio.

Hemos tenido grandes hombres y mujeres, idealistas unos y prácticos los demás, pero por ninguno de ellos metería las manos al fuego.

Vaya, para decirlo de otro modo, el mejor negocio siempre fue trabajar en el servicio público. Y mire que pondré un solo ejemplo, sobre todo porque ha pregonado que es un hombre limpio y sin manchas de corrupción, y que aunque no lo queramos creer, se ha mantenido al margen de las componendas y arreglos en lo oscurito.

Ha sido un activista toda su vida, y cada vez que puede señala que no posee riquezas y que es un hombre honrado a carta cabal. Y quisiera creerle porque será quien encabece el destino de este país en los siguientes seis años. Pero también tengo que cuestionar de dónde ha salido tanto dinero para mantenerse en campaña durante casi dieciocho años, porque organizar una concentración, sobre todo en los lugares más pobres del país, cuesta mucho dinero. Y organizar al menos cuatro de ellas cada semana, quiere decir que hay un rico fondo, porque de algún lugar tuvo que haber salido el dinero.

Y si esa circunstancia del ahora Presidente Electo cuesta trabajo explicar, ya podrá imaginarse de donde salieron las riquezas de Elba Esther Gordillo Morales, porque ahora nos enteramos que suman cientos de millones de pesos, sobre todo la construcción del edificio ubicado en la calle de Galileo, en la Colonia Polanco, hasta donde iba doña Martha Sahagún de Fox a tomar el té y a platicar con la empoderada maestra que repartía cargos y encargos a diestra y siniestra durante el foxiato.

Uno de sus preferidos fue Director General del ISSSTE, ese que dispuso de mil quinientos millones de pesos que había en la caja de previsión, y después fue gobernador de Veracruz. Ese que le decía “loco” todos los días al ahora Presidente Electo, y que seguramente estará muy contento de enviarlo a hacerle compañía a su antecesor para que rumien juntos sus desventuras con la riqueza mal habida. Se llama Miguel Ángel Yunes Linares, y podemos tener la seguridad de que los siguientes años no serán nada buenos para el.

Pero la señora presidenta, que por cierto se llama Elba Esther Gordillo Morales, está bastante envalentonada y quiere que le regresen su sindicato, porque dice que sigue siendo la Presidenta. No sé si el Presidente Electo lo permita, porque hacerlo sería tanto como confirmar que
le gusta rodearse de delincuentes.

Si ya hizo a dos de ellos senadores, nada le costaría regresarle el sindicato. Pero sería una mala medición, porque los maestros ya se liberaron, y antes que regresar a su feudo se colocarían del lado de los impunes de la Sección XXII con tal de librarse del yugo embista. Así de simple.

Al tiempo.