La tercera es la vencida

 

El partido Morena va a la cabeza de las preferencias electorales


Si es verdad aquel dicho que asegura que “la tercera es la vencida”, entonces bienvenido sea el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La encuesta que publicó recientemente el periódico Reforma indica que a un año de 2018, el partido Morena va a la cabeza de las preferencias electorales con 28 por ciento, es decir, en esta ocasión sería muy difícil robarles la elección y la posibilidad de ganar la Presidencia de la República.

Hay otros datos que también son reveladores, por ejemplo, el cuarto lugar lo ocupan los independientes, aunque en ese sentido me resisto a que esas figuras puedan ser como “El Bronco” o como un producto fabricado en los departamentos de mercadotecnia de los almacenes mexicanos con la finalidad de buscar un líder como Macron de Francia para que pueda jugar un papel relevante.

Hasta aquí sin novedad en el frente, volvemos a donde estuvimos en 2006 y donde en algún momento estuvimos en 2012.

Recuerdo muy bien cuando en 2006 parecía imposible que López Obrador pudiera perder la Presidencia.

Recuerdo el momento en el que durante las campañas “el mesías de Macuspana” llevaba una diferencia considerable, casi de 20 puntos, por encima de cualquier otro candidato o partido.

¿Hubo robo o no? Porque fuera como fuera y “haiga sido como haiga sido” esa ventaja no le fue suficiente para ganar la Presidencia en la recta final.

La pérdida de todos esos puntos entre el inicio de la campaña y el día de la elección se debió sobre todo a la labor con la que el propio candidato tabasqueño le restó a su candidatura dejando en claro que a él no le gusta el poder, sólo le gusta tener la razón.

López Obrador el de “cállate chachalaca”, inició aquel proceso en unas condiciones insuperables y le bastó –como ahora también lo está haciendo– con abrir las puertas de su nueva iglesia y su nueva realidad a todo aquel que las toque. Aunque supongo que habrá excepciones y entre ellas estarán algunos representantes de lo que él denomina como la “mafia del poder”.

Pero mientras tanto, si estuviera cerca de él y si formara parte de su alternativa me empezaría a preocupar porque cada vez que se presenta un contexto así se desencadenan unas actuaciones encabezadas por su manera de comportarse que hacen que todo termine siendo un “casi” y nunca un “ganamos”.

Aunque hubo otros personajes que también lo intentaron tres veces y finalmente lo lograron como fue el caso de Lula da Silva en Brasil y de François Mitterrand en Francia.

La gran diferencia es que los dos aprendieron la lección, uno se limó los colmillos y el otro nombró como vicepresidente a un empresario. ¿Será éste el caso?

@antonio_navalon