La trampa

 

Andrés Manuel López Obrador está haciendo de todo con tal de parecer, aunque haya sectores a los que les choca su intransigencia


Bien dice el refrán popular que “para ser hay que parecer”, y Andrés Manuel López Obrador está haciendo de todo con tal de parecer, aunque haya sectores a los que les choca su intransigencia, y sobre todo, su estrategia de comunicación en el sentido de que ya no hay regreso y será inminente que gane la elección presidencial. Hasta ahora ha seguido al pie de la letra las instrucciones de sus consultores de imagen pública, y lo previsible es que siga por el mismo camino.

El ahora motivo de disputa del tabasqueño es el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de Mexico que estará enclavado en el otrora vaso de Texcoco, y donde se han invertido a la fecha mucho dinero de los mexicanos.

Claro está que eso le tiene sin cuidado al señor López, ya que lo importante para sus fines es la controversia, y al parecer eso lo tiene y mantiene satisfecho porque ha encontrado otro motivo más para seguir epitetando de corrupto al gobierno de Enrique Peña Nieto.

El señor López señaló que espera “de manera paciente” que el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, cumpla el acuerdo de crear una comisión técnica entre el Gobierno, el sector empresarial y su equipo de campaña para revisar los contratos y el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Claro está que hasta ahora no le ha solicitado al gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto dicha reunión, y mucho menos que sea parte de la comisión.

El candidato presidencial del Movimiento de Regeneración Nacional seguirá adelante como si ya tuviera el aval del Presidente de la República para conformar dicha comisión de análisis de la documentación contractual porque así conviene a sus pretensiones políticas. De lo que trata su estrategia es de encontrar el mínimo resquicio para el escándalo, pero sobre todo para descalificar todos los trabajos que se han venido realizando y los contratos asignados a las empresas que fueron seleccionadas mediante concursos públicos, pero eso es lo que menos le importa.

Para decirlo más claro, le abrieron la puerta y se metió hasta la cocina, y lo previsible es que siga hasta entrar a las entrañas del proyecto y del dinero que ha sido invertido porque esa es la oportunidad que necesita para que le sirvan en bandeja de plata el triunfo de la elección presidencial. Por mucho que se muestren con limpieza las cuentas de lo que se ha invertido en el proyecto, para el tabasqueño todo tendrá la sospecha de la corrupción.

Juan Pablo Castañón no tiene elementos jurídicos para solicitar al Gobierno Federal la apertura de los contratos y las cuentas del dinero invertido, y eso lo sabe el señor López Obrador, por eso le tomó la palabra al presidente del Consejo Coordinador Empresarial, porque encontró el camino para meterse a las entrañas del proyecto y revisarlo sin tener autoridad para ello, pero su ganancia será el conocimiento para reorientar su discurso y seguir epitetando de corrupto al gobierno de Enrique Peña Nieto. Cayeron todos en la trampa. Round para el tabasqueño. Al tiempo.