La velocidad del cambio

 

Mientras que la realidad y los hechos que son tozudos, como decía Lenin, van marcando una dinámica y un cambio


Cambio lo que se llama cambio, sólo se produce cuando en cada uno de nosotros se baja o se sube el switch de la intención de ser diferentes. Hay momentos en los que uno asegura que ahora sí se va a producir una acción que cambiará la situación en la que nos encontramos, sin embargo, de manera asombrosa terminan pasando cosas increíbles, donde lo increíble es que no pasa nada.

Ahora en esta elección, en la que a veces parece que todo puede pasar y a veces las estructuras de poder que hasta este momento tenían una idea clara de lo que sí y lo que no era conveniente para nuestro país, andan perdidas, andan desconcertadas y sin saber por dónde reaccionar para imponer lo que quieren. Mientras que la realidad y los hechos que son tozudos, como decía Lenin, van marcando una dinámica y un cambio.

En ese sentido, no sé en qué cabeza cabe que con una estructura de poder que actualmente domina 46 por ciento del territorio nacional, se pretenda ganar las elecciones presidenciales. Al menos que López Obrador, el opositor más fuerte hasta aquí –según las encuestas–, empiece a crear campañas contra sí mismo para que la diferencia de la intención de voto se pueda estrechar tanto como para que sea más sencillo desviar dos o tres puntos de diferencia el día de los comicios.

Eso no me parece ni realista, ni posible, y no es que crea que si eso llega a pasar tendremos al día siguiente una explosión como cuando mataron a Luis Carlos Galán en Colombia, sino que en nuestro país los cambios ya se están haciendo presentes, porque a estas alturas es toda una revolución no formar parte de los desaparecidos, de los muertos o de los que cada 18 minutos incrementan las listas de asesinatos de la era más sanguinaria y triste de nuestro país.

La revolución real es la que ahora está llenando de desconcierto a poderes que hasta este momento parecían intocables, aunque eso siempre pasa porque las caídas de los poderes absolutos son absolutas.

Pero ahora mismo, nosotros tenemos que estar muy atentos para que no se produzcan desviaciones, por una parte que no se roben los votos, y por otra, que no se roben las esperanzas.

Y es que, en lugar de morir día con día y dirigirnos como las ballenas hacia las playas para quedar encallados, lo que debemos hacer es tener la certeza de que tendremos el agua necesaria para seguir vivos, ya que se trata de hacer algo para estar mejor y no para terminar de destruirnos.