Las bases inversas de la reelección

 

Sin lugar a dudas, la habilidad de Andrés Manuel López Obrador para marcarle la agenda al país es inigualable. Desde que fue Jefe de Gobierno entendió que quien ganaba la mañana imponía la agenda, y es lo que ahora hace con singular soltura. La habilidad del tabasqueño para mantener el foco de atención en lo […]


Sin lugar a dudas, la habilidad de Andrés Manuel López Obrador para marcarle la agenda al país es inigualable. Desde que fue Jefe de Gobierno entendió que quien ganaba la mañana imponía la agenda, y es lo que ahora hace con singular soltura.

La habilidad del tabasqueño para mantener el foco de atención en lo que dice y pontifica todos los días no la ha tenido nadie en este país después del Movimiento Social más importante del Siglo XX, y no se avizora que alguien pueda evitar que lo siga haciendo.

El rumor de que intentaría reelegirse se debió a su estratagema de establecer las reglas para la revocación del mandato, y lo tenía tan calculado que finalmente las cosas se hicieron como las había previsto, y con los resultados esperados. Todos se fueron con la versión de que intentaría establecer en la letra de la ley la posibilidad de una reelección, pero logró su verdadero propósito que fue el establecimiento de la revocación del mandato como premisa de su proyecto de largo plazo.

Quienes pensaron que con eso había calmado su intención de perpetuarse en el poder, se equivocaron rotundamente, ya que ese no era el propósito; al menos no por ahora, porque antes hay que mantener el ritmo de los acontecimientos en los cambios de fondo para modificar el rostro del sistema político mexicano, y adecuar las leyes a su propósito aplicándolas en sentido inverso.

De eso se trata la estrategia que hasta ahora las oposiciones no han comprendido.

La suscripción del compromiso de no reelegirse apagó por completo la intentona de evitar la revocación del mandato, que es la principal estrategia para una posible reelección, aunque hay que decir que la mayor parte de sus adversarios no lo entendió porque visualizaban la imposibilidad de que logrará una modificación constitucional para ello, cuando lo que estuvo intentando suscribir es la posibilidad de que se impongan las bases de la posibilidad de la revocación de mandato.

Ese fue el dulce que entregó a sus opositores, y lo tomaron con gusto y hasta festinaron el hecho, pero lo que nunca entendieron es que su discurso siempre mantuvo un doble sentido, porque la máxima validez que puede tener una decisión es la de la gente.

Así de simple el razonamiento del tabasqueño, de ahí que esa posibilidad de la posible reelección la manejo en sentido inverso. No habrá consulta popular para determinar si puede reelegirse, habrá consulta popular para la revocación de su mandato, y desde luego que las masas se volcarán para votar en sentido contrario, y como el pueblo pone y el pueblo quita, las masas definirán su permanencia ante la omisión legal.

Al tiempo.

Vladimir.galeana@capitalmedia.mx