Las campañas del estercolero

 

La estrategia ya no es consolidar oferta política que convenza a electores


No sé dónde perdimos el rumbo de la decencia en materia política. Hace mucho tiempo que las notas malas, aparte de los miembros del crimen organizado, provienen de esa clase política tan nuestra, tan mala, poco profesional, corrupta y ladrona. Hace tiempo que parece que estamos viviendo una cruel pesadilla porque los grandes problemas que enfrentamos como sociedad son los que se originan en la política, los que se tratan de resolver en la política, y los que tienen utilidades solamente para los políticos.

Lo que más preocupa a los mexicanos no es el crimen organizado, sino la ineficiencia de nuestros gobernantes para hacerle frente de forma rápida y con resultados que puedan verse reflejados en nuestra vida cotidiana. Pero también hay que señalar que lo que más nos afecta es esa clase política delincuencial que nos gobierna que todo lo hurta, todo lo desaparece, y todo lo aprovecha en su beneficio y en el de sus compinches.

Para decirlo más claro, estamos viviendo uno de los peores momentos de nuestra vida en común a causa del repunte de los índices delincuenciales y la ineficiencia e ineficacia de nuestros gobernantes.

Y lo peor es que esa cotidianidad se refleja también en las campañas políticas, donde las acusaciones sin sustento se permiten porque la estrategia ya no es consolidar una oferta política que convenza a los electores, sino bañar al contrario con los más deleznables epítetos. Alguien alguna vez dijo que “la política es un estercolero”, y creo que tenía razón, o al menos eso es lo que nos muestran los políticos de todos los partidos y de todos los orígenes.

Muchos panistas me han confiado que Ricardo Anaya es el peor candidato que ha tenido el Partido Acción Nacional en los últimos 50 años, y el que menos principios tiene. Desconozco hasta donde haya sembrado el odio entre sus correligionarios el señor Anaya, pero mal empieza quien antes que proponer lanza culpas a los demás. Ayer el señor Anaya dijo que José Antonio Meade es el directo responsable del último gasolinazo, además de pedirle no esconder la mano y asumir su responsabilidad.

También señaló que con el gobierno priista México está viviendo la inflación más alta de los últimos 30 años, lo que se ve reflejado en aumentos como el de la gasolina y la tortilla. Claro está que en los índices que presenta no habla de aquellos que se provocaron en los dos gobiernos panistas, lo que indica que solamente se utilizan las citas que convienen al momento político, y no se acude a la memoria de las cifras que muestran que los índices durante los gobiernos panistas fueron tanto o más altos.

Por desgracia esas son las campañas que ahora se estructuran, y que acuden a la desmemoria del electorado mexicano para incrementar los odios sociales. Las campañas del desprestigio y de la denostación se pusieron en boga hace tiempo, y no es nuevo lo que hace el señor Anaya, a quien seguramente le saldrán muchas cosas en las siguientes semanas acerca de la ocultación de su verdadero patrimonio. El estercolero en todo su esplendor, y más veremos en los siguientes meses. Al tiempo.

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