“Las Cruzadas”

 

Tuvieron lugar entre los siglos XI y XIII


Como la historia lo demuestra, no es posible revisar acontecimientos del pasado con criterios del presente sin adecuar los análisis a la cultura y valores; tal es el caso de las Cruzadas que tuvieron lugar entre los siglos XI y XIII.

La primera Cruzada, entre 1096 y 1099, fue convocada por el papa Urbano II, pues los turcos mahometanos se habían apoderado de los santos lugares en Jerusalén y amenazaban con invadir Europa.

El fraile francés, Pedro el “Ermitaño” llegó a Constantinopla con 20 mil campesinos que, carentes de formación militar, fueron masacrados por el emir Selyuquí de Mosul. Detrás llegaron los cruzados, comandados por Godofredo de Bouillon, con un ejército de 60 mil hombres con el que tomó Antioquía y Jerusalén en 1099.

En el siglo XII, la segunda Cruzada, de 1147 a 1149, fue alentada por san Bernardo de Claraval y comandada por el rey de Francia Luis VII y el emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, Conrado III.

La tercera, entre 1189 y 1192, fue comandada por el emperador del Sacro Imperio, Federico I Barbarroja; Felipe II Augusto, rey de Francia; y Enrique II, rey de Inglaterra, cuyo hijo, Ricardo Corazón de León, tras la muerte de su padre obtuvo dominio sobre San Juan de Acre y logro el acceso de los cristianos a la Tierra Santa.

En la cuarta Cruzada, entre 1202 y 1204, predicada por el papa Inocencio III, los cruzados tomaron Constantinopla, depusieron al emperador bizantino Alejo V y proclamaron a Balduino IX monarca del Imperio latino.

La quinta, entre 1217 y 1221, propuesta por el papa Inocencio III en 1215 durante el cuarto Concilio de Letrán, se concretó bajo del pontificado de Honorio III.

La sexta, entre 1228 y 1229, fue una Cruzada pacífica emprendida por Federico II de Hohenstaufen, quien recuperó Belén, Nazaret, Sidón y Torón.

La séptima, entre 1248 y 1254, quiso recobrar Jerusalén tras la invasión turca de 1244, la profanación del sitio del Santo Sepulcro y la masacre de 30 mil cristianos, noticias que conmocionaron a san Luis IX, rey de Francia, quien respondió al llamado del papa Inocencio IV con un ejército de 35 mil hombres con el que recuperó Damieta y conquistó El Cairo.

La octava y última cruzada, en 1270, comandada nuevamente por San Luis rey de Francia fue un renovado intento por contener el avance turco.