Las estancias infantiles

 

Después de los diferendos entre el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en torno a las estancias infantiles o guarderías, con los partidos de la oposición y líderes vecinales de casi todo el país, las cosas tienden a normalizarse a partir de la voluntad del Gobierno Federal por colocarse del lado de los […]


Después de los diferendos entre el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en torno a las estancias infantiles o guarderías, con los partidos de la oposición y líderes vecinales de casi todo el país, las cosas tienden a normalizarse a partir de la voluntad del Gobierno Federal por colocarse del lado de los menores y redimensionar el funcionamiento de este tipo de prestaciones sociales. La finalidad es que los niños no padezcan la ausencia de sus padres en sus hogares con el consiguiente riesgo que implica la soledad.

Casi siete mil estancias infantiles fueron evaluadas por el DIF, esas que desde que se realizó una revisión a conciencia se consideraron como focos rojos no tan solo por el deficiente funcionamiento, sino porque algunas presentaban inconsistencias en el manejo de los recursos públicos, y otras en la especialización del personal encargado de velar por el bienestar de los menores. Para decirlo de otra forma, efectivamente las cosas no estaban funcionando óptimamente, y eso obligó a los responsables a replantear el problema y buscar la forma de resolverlo.

Esas siete mil estancias estaban convirtiéndose en un foco rojo ya que deberían estar cerradas a causa de su deficiente operatividad. El diagnóstico fue presentado por Adriana Montiel Reyes, Subsecretaria del Bienestar, en la acostumbrada conferencia mañanera del Presidente de la Republica. Y pareciera mentira, pero después de la acuciosa revisión realizada por los expertos, la conclusión es que de nueve mil estancias infantiles que existen e lo largo y ancho de este país, la mayoría se inserta en la lista de focos rojos.

Es descabellada la conclusión de que más del sesenta y dos por ciento de los lugares revisados no cumplieron con los registros de afiliación y con la cuota correspondiente, esa que se cobra a los padres y que funcionaba de forma irregular ya que el monto de dicho pago lo definía cada una de las estancias. Y para colmo de males, el censo que mencionaba tener más de trescientos treinta mil niños inscritos resultó falso, y no se pudo comprobar la existencia de ochenta mil de ellos.

Ni que decir del mal uso que se dieron a los recursos provenientes del Gobierno Federal, sobre todo el que presuntamente se otorgaba para la apertura de nuevas instalaciones y que ascendía a la nada despreciable suma de setenta mil pesos. La discrecionalidad se apoderó de las decisiones en torno a la forma de operación, y hay que señalar que nunca existió una supervisión que permitiera obtener resultados a través de una evaluación certera y que cumpliera con los requisitos procedimentales.

“Con los niños no, Andrés Manuel”, fue el título de mi colaboración en este espacio cuando critique severamente la desaparición de los apoyos a los niños de este país. Ayer se anunció que el un breve lapso de tiempo serán entregados a los padres los recursos que dejaron de recibir las guarderías desde enero, y serán mil seiscientos pesos bimestrales por cada niño que se compruebe que asiste regularmente a las estancias hasta un día antes de cumplir cuatro años. Los apoyos seguirán vigentes. Esa fue la promesa del Presidente de la República.

Al tiempo.

Vladimir.galeana@capitalmedia.mx