Las truculencias de López Obrador

 

No sólo ha sacado miles de millones de pesos del Instituto Federal Electoral, también de diversas áreas del Gobierno de la Ciudad de México, como ha sido el caso de la construcción de los segundos pisos


Bien han señalado los especialistas que no se explican cómo le ha hecho Andrés Manuel López Obrador para gastar tanto dinero de los mexicanos sin que le hayamos puesto un freno, y tienen toda la razón. Desconozco porque no hemos encontrado la forma de detenerlo, nosotros como mexicanos y algunos como integrantes de los órganos ciudadanos, de dónde el tabasqueño ha dispuesto miles de millones de pesos, y eso quiere decir que de una forma u otra todos hemos sido sus cómplices.

Las autoridades electorales han sido omisas, porque seguramente lo observaban como el opositor con mayores posibilidades de redimensionar el sistema político del país, y los demás como la oposición que justificaba los triunfos de panistas y perredistas para seguir manteniendo la vigencia del viejo sistema.

Lo cierto es que esa complacencia también permitió la permanencia de un proyecto económico y político, porque los caudales públicos han servido para los fines de ese hombre, que ahora pareciera apoderarse de ese sistema que lo creó, lo engrandeció y lo enriqueció.

Ahora conocemos una nueva manera de robar del señor López. Al borde de la elección presidencial el Instituto Federal Electoral decidió sancionar al Movimiento Regeneración Nacional con 197 millones de pesos por utilizar el fideicomiso para apoyar a los damnificados del sismo del 19 de septiembre en beneficio de los candidatos, dirigentes, y hasta representantes ante órganos electorales del partido. Resulta que el fideicomiso “Por Los Demás” no era para los demás, porque solamente fue una estratagema de triangulación de recursos en donde ingresaron de forma irregular 36 millones de pesos en efectivo.

Si algo tengo que reconocerle a Andrés Manuel López Obrador es que ha sido un verdadero mago para hacerse con el dinero público. No sólo ha sacado miles de millones de pesos del Instituto Federal Electoral, también de diversas áreas del Gobierno de la Ciudad de México, como ha sido el caso de la construcción de los segundos pisos, y el hurto descarado orquestado por Mario Delgado y Marcelo Ebrard Casaubón en la construcción de la Línea 12 del Metro. Treinta y cuatro mil millones de pesos.

Claro está que esta afirmación no le gustará, pero qué bueno que el propio Instituto Federal Electoral ha descubierto el mecanismo del fraude cometido con el dinero de los mexicanos y le imponga una sanción de ciento noventa y siete millones de pesos, pero qué malo que esté a punto de alzarse con la Presidencia de la República porque seguramente robará mucho más para mantener por mucho tiempo ese proyecto de eternizarse al frente del país. No nos hagamos tontos, así comenzaron Venezuela, Bolivia y Ecuador.

El peligro es que los mexicanos estamos a punto de hacer Presidente de la República a un vulgar ladrón que durante su vida profesional se ha dedicado a mantener como rehén a las estructuras del Estado Mexicano, y lo peor de todo es que nunca ha recibido castigo alguno.

Si cualquier mexicano hubiera recibido el dinero que con engaños ha dispuesto el señor Andrés Manuel López Obrador, tengo la seguridad de que hace mucho tiempo estaría purgando una brutal condena de años de cárcel, pero por desgracia el verdadero ladrón está a punto de ganar la Presidencia de la República. Pobre México. Al tiempo.