De rosa y sangre

 

EL LEÓN NO ES KOMO LO PINTAN


EL LEÓN NO ES KOMO LO PINTAN

Mario Alberto León

De rosa y sangre

El miedo, el machismo y el rechazo fueron los motores de unos mil crímenes de odio por homofobia en México. Esta cifra se acumuló de 1995 a la fecha y otorga a nuestro país el segundo lugar mundial, sólo después de Brasil. Según organizaciones civiles CDMX, Estado de México, Nuevo León y Jalisco siguen siendo las entidades con el mayor número de casos, más por una cuestión de dinámica poblacional (mayor concentración) que por malestar social. Pero no deja de llamar la atención el continuo incremento entre los simpatizantes y los participantes en la que, casi 40 años después, sigue siendo la más representativa Marcha del Orgullo Gay. Casi un millón de almas en Reforma y el Zócalo volvieron a encontrar cobijo –el sábado– en el Rainbow Power.

El movimiento alimentado por la inconformidad y el coraje convertidos enexigencias y terminó por unir expresiones multicolores,  consideradas minorías. La enorme –ahora– comunidad LGBTTTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Travestis, Transexuales e Intersexuales), se ganó primero reconocimiento a su fuerza laboral y financiera hasta imponer la economía rosa; ha hecho del matrimonio legal y la adopción parte de sus derechos en algunas partes del país, y la geografía podría tener considerables avances tras la iniciativa del Matrimonio Igualitario del Presidente de la República.

Pero ese final para nada es rosa. El león no es komo lo pintan y, a pesar de que en 2003 fue aprobada la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación por distinción de sexo, opiniones, preferencias sexuales, estado civil o cualquiera otra, que pretenda anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas, en México, el machismo y la intolerancia siguen cobrando vidas y, para combatir eso, señoras y señores, también hacen falta iniciativas.

@MarioALeon