Bisexualidad en pleno

 

Sexólogos consideran que hay una bisexualidad en cada uno de nosotros


Así como hay escépticos que cuestionan la veracidad del Chupacabras, también hay quienes no creen que exista la gente bisexual. El problema es que, a diferencia del primero, el segundo ejemplo no tiene nada que ver con un acto de fe; es un hecho que hay quienes se sienten atraídos sexualmente por ambos sexos. Las personas bisexuales son, como se dice, “ni de aquí ni de allá”. No sólo los heterosexuales los denigran, también los propios gays (al menos muchos que yo he conocido) rechazan la posibilidad de que a alguien le guste entrarle a todo.

Y para esos que no “crean”, en 2011 fue publicado un estudio que buscaba demostrar que los bisexuales reaccionan de manera distinta que los hetero y los homosexuales a un estímulo erótico visual, o sea, a la pornografía.

El estudio, realizado por investigadores en psicología de la Universidad Estatal de Indiana, tuvo 59 participantes, sólo varones, de los cuales 19 eran homosexuales; 13, bisexuales y 27, heterosexuales. Todos los involucrados fueron expuestos a cuatro diferentes videos pornográficos: uno era de sexo hetero (un hombre interactuando con dos mujeres; ellas no interactuaban entre sí), uno era gay (tres hombres interactuando), otro más era lésbico (dos mujeres interactuando) y el cuarto era bisexual (dos hombres y una mujer interactuando).

Los resultados se midieron de dos maneras: subjetiva y objetiva. La subjetiva fue medida según las opiniones del individuo, manifestadas a través de un par de escalas donde otorgaba un número a su grado de excitación sexual al ver tal o cual video, y donde explicaba si cada uno le había parecido “excitante”, “obsceno” o “disfrutable”, entre otras opciones.

Pero la forma objetiva de evaluar la excitación fue la que arrojó, en mi opinión, lo más interesante. Para medir la respuesta genital, a cada hombre se le colocó un dispositivo alrededor del pene que midió en todo momento (cada video duraba cuatro minutos) cuántos milímetros se ensanchó el miembro, es decir, qué tan erecto se puso en cada ocasión.

La hipótesis del experimento se cumplió. Los bisexuales tuvieron un nivel mucho mayor de excitación genital (y también subjetiva) que los demás cuando miraron la actividad bisexual. También se observó que, en el caso de la pornografía homosexual, su nivel de excitación fue muy parecido al de los homosexuales, mientras que frente a los videos hetero y lésbico también reaccionaron de forma muy parecida a los heterosexuales. Esto comprueba, llanamente, que los bisexuales no son duendes; sí existen.

Pero lo más interesante es que ninguno de los hombres del experimento mostró “cero” excitación sexual ante ningún video. Es decir, los gays se excitaron con el sexo hetero, los hetero con el sexo homosexual y los tres grupos con el sexo lésbico. Por ejemplo, los hetero fueron los que menos despertaron con el porno gay, sin embargo su pene creció 7 milímetros. Los homosexuales, por su parte, gustaron menos que todos del porno entre mujeres, pero su miembro se engrosó 4 milímetros.

¿Qué significan estos datos? Por desgracia, este estudio no lo aborda. Quizás implique que el ser humano se excita si mira cualquier tipo de actividad sexual, sin importar si es o no el que a él le gusta. O tal vez sugiera que hay, como algunos sexólogos han dicho, una bisexualidad latente en cada uno de nosotros. No me atrevo a afirmar nada, sólo estoy especulando.

Lo que sí puedo decir es que el asco que muchos heterosexuales dicen sentir por las relaciones del mismo sexo y el desprecio que otros tantos gays manifiestan por las mujeres debería ser puesto a prueba en un laboratorio científico. Sería divertido.

* Periodista especializada en salud sexual.
@RocioSanchez

JCA