Liquidación por derribo

 

Todo el sistema está en crisis y es una pena que no se den cuenta


Después de que se realizó la 22ª Asamblea del PRI y –he de reconocerlo– darle a su actual presidente la capacidad para que las aguas no se desbordaran, al menos públicamente, y dar todo aquello que le habían pedido y para lo que fue posicionado en ese cargo, me refiero al presidente Ochoa; es importante resaltar que los candados son mucho más que unos candados.

Y es que, en este momento, el sistema político mexicano está en liquidación por derribo.

No hay ningún partido que se escape y el único que logra quedar medianamente exento, no es porque esté libre de los problemas endémicos de nuestra sociedad como el robo, la corrupción, la falta de seriedad y la traición a la patria.

Tampoco es porque los que lo conforman militaron anteriormente bajo otras siglas, me refiero a los apóstoles de Morena. Sino que como partido en su conjunto no ofrece el deplorable aspecto que muestran los demás.

Todo el sistema está en crisis y es una pena que no se den cuenta. Y es que, no es el PRI, no es el PAN, no es el PRD, no es el PT, no es Morena, son todos.

Y la solución no son los independientes, la solución es simplemente no tener una clase política que se caracterice por la corrupción, el abuso y la decepción. Aunque para lograrlo, ¿será necesario inventar otros mexicanos?

No veo una crisis en un partido, veo una crisis en un sistema, donde además el INE ya avanza a lomos del caballo de fuego sin darse cuenta que va a terminar por quemar todas las urnas y todas las papeletas.

El INE se ha convertido en un sistema en el que aquellos que lo conforman son los que lo defraudan, los que lo engañan son los que lo controlan y los que abusan de él son los que imparten la buena moral y el funcionamiento de ese órgano electoral.

Me niego a pensar que eso es un problema que alimentamos con la leche materna. Me niego a pensar que somos un pueblo torcido.

Pero lo que me gustaría pensar es que el honesto Andrés Manuel fuera como una purga para el país y que nos librara de las amibas que ya están en nuestro sistema intestinal político.

Sin embargo, las experiencias que tengo acumuladas hasta este momento no me permiten tener esperanzas al respecto. Él es honrado, sólo que necesitamos a un honrado competente.

Y entre todo esto observen bien y no anuncien lenguas de fuego, porque el sistema político mexicano llega al final de agosto –justo días antes de que empiece la campaña electoral de 2018– exhausto, desacreditado y quemado.

@antonio_navalon