Locura de verano

 

Méxicanos tienen menos vacaciones pagadas en todo el mundo


Durante mucho tiempo, mi hijo tuvo que ir a cursos en los periodos vacacionales, y 90 por ciento de las veces no era precisamente porque él lo eligiera, sino porque así tenía que ser. Mamá tenía que trabajar, la escuela terminaba y algo había que hacer con el niño.

Después de muchos años, por fin el verano pasado mi hijo pudo quedarse en casa simplemente a vegetar los primeros días, después tomamos un avión y lo que sería un viaje de tres días se convirtió en casi un mes de vida en otra ciudad. Realmente han sido mis mejores vacaciones en mucho tiempo. Mi trabajo era de freelance y me podía dar esos espacios.

Hoy que he vuelto a tener un trabajo más demandante, tengo claro que no puedo simplemente tomar un avión y no saber cuándo agendar la fecha de regreso. El problema es que este año no sólo eso vino a desordenar mis planes veraniegos, también el hecho de no saber exactamente como sería el calendario vacacional para mi hijo.

La Secretaría de Educación Pública decidió tener varios calendarios, ¿por qué no? así que ahora planear vacaciones, cursos de verano o simples descansos se ha vuelto un reto en mi familia. Resulta que en la escuela del hijo pequeño tuvieron calendario de 200 días así que aunque los exámenes terminaron en junio, pues los niños irán a picarse los ojos por dos semanas más. Pero en la escuela a la que lo voy a cambiar para el siguiente ciclo, tuvieron un calendario menor, por lo que las inscripciones, exámenes de admisión y demás trámites, fueron en junio. Caos.

Los cursos de verano ahora comienzan casi cada semana y no hay programas tan completos pues han tenido que adaptarse a esto de recibir niños nuevos cada semana porque algunos comenzarán sus vacaciones hasta la mitad de julio y otros, desde esta semana ya han dicho adiós al colegio.

¿Planear un viaje? Ya ni las aerolíneas tienen claro cuando deben subir los precios de sus vuelos porque lo de la temporada alta, aunado con las lluvias, ha vuelto todo una locura.

México es uno de los países donde las personas tienen menos vacaciones pagadas en todo el mundo, lo que nos vuelve no sólo más irritables y propensos a enfermedades derivadas de los altos niveles de estrés, también nos convierte en una sociedad menos tolerante, harta y violenta.

El descanso, el tiempo de calidad en familia o el realizar actividades que estimulen nuestra creatividad  no deberían ser vistos como privilegios sino como derechos vinculados con nuestro bienestar y salud. Me pregunto, y lo dejo como reflexión, ¿hasta cuándo seguiremos enalteciendo la cultura de la adicción al trabajo?… escribo esto mientras me escapo a mi ciudad mexicana favorita, sin haber pagado mi teléfono (para que me cortaran la línea y el acceso a Internet) al menos por un fin de semana porque mi cuerpo me está pidiendo un poco de medicina, pero para el alma.