Los 40 del Pompidou

 

Llega a la cuarta década de aniversario es uno de los museos más visitados del mundo


Cumplir cuarenta es un acontecimiento para cualquiera. La madurez llega y las cosas que antes eran importantes se  vuelven triviales. Y eso mismo podríamos decir cuando el que llega a la cuarta década de aniversario es uno de los museos más visitados del mundo, que en su etapa de construcción enfrentó el rechazo y la crítica.

“Desafiante” fue el “menos peor” de los adjetivos que describían a este impresionante edificio con el que los genios de la arquitectura, Renzo Piano y Richard Rogers rompieron todas las reglas de respeto al contexto urbano ni más ni menos que en el corazón de París, rodeados de las fachadas haussmanianas  que han dado identidad al rostro urbano de la capital francesa.

El Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou fue inaugurado un 31 de enero de 1977. Yo no tenía idea de que 36 años más tarde, se convertiría en la mejor experiencia museográfica de mi vida. La visita que hice al Pompidou hace ya más de cuatro años fue con mi sobrino que recién había llegado a estudiar música en París. Nada mejor que la compañía de un artista para explorar este universo. Yo editaba una revista de arquitectura y diseño, así que adentrarme allí era como si un niño entrara en una dulcería.

Las más de 100 mil obras de las colecciones del Pompidou son una referencia en el arte de los siglos XX y XXI. Artes plásticas, dibujo, fotografía, nuevos medios, cine experimental, arquitectura, diseño y prospección industrial, todo parece caber en el Pompidou.

Al recorrer sus salas uno encuentra lo mismo piezas de artistas emblemáticos como Matisse, Picasso o Breton, que piezas clave de movimientos fundacionales del arte moderno.

Hace 40 años, la fachada de ese lugar parecía una nave espacial. Los parisinos la rechazaban ofendidos, igual que en su momento hicieron con la Torre Eiffel.

Hoy ambos legados arquitectónicos forman parte del paisaje insumiso de París, una ciudad que no se doblega, que en sí misma y con estas muestras como botones, se erige como símbolo de los valores de la Revolución Francesa, vigentes y tan necesarios para el mundo hasta nuestros días.