Los excesos de Ángel Aguirre

Ha sido sin lugar a dudas un personaje de claroscuros
Vladimir Galeana Publicado el
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Ángel Aguirre Rivero, exgobernador del estado de Guerrero, ha sido sin lugar a dudas un personaje de claroscuros. Ha cometido graves excesos que lo etiquetaron como un personaje controvertido y controversial, lo mismo que tuvo aciertos que lo distinguieron como gobernante. El problema es que los desaciertos y los excesos siempre se colocaron por encima de cualquier otra cosa en el imaginario popular de los habitantes en las diferentes regiones del Estado de Guerrero.

Hace poco más de tres años se vio obligado a solicitar licencia al cargo de gobernador a causa de los hechos ocurridos en Iguala de la Independencia, donde desaparecieron 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, que se había convertido en la mayor guarida de delincuencia juvenil del país. Aunque muchos no lo quieran aceptar para no meterse en problemas, Ayotzinapa se transformó más que en un centro de estudios, en una guarida de especialidad delincuencial.

Caro pagaron esos muchachos los excesos que los ideólogos del movimiento normalista les hacían cometer, además de las cuotas de dinero que se les imponían para que siguieran siendo alumnos y por consecuencia recibiendo protección y alimentación. Lo que otrora fue uno de los proyectos aspiracionales más hermosos que ha tenido la historia de este país buscando reivindicar a las clases sociales más desprotegidas de la nación, al final se convirtió en un centro de hamponería política a causa de las ambiciones de poder de sus dirigentes.

Ángel Aguirre Rivero decidió que sería candidato a diputado federal. Claro está que meditó y midió las consecuencias de una decisión de este tipo, pero también hubo quienes lo animaron a seguir con su propósito de reivindicarse mediante el sufragio de los guerrerenses. Principalmente de aquellos que en su región de origen lo siguen adulando por toda la ayuda que les ha brindado para alcanzar cargos de elección popular y, por consecuencia, la riqueza.

Ángel Aguirre Rivero probó las hieles antes que las mieles. Como una pesadilla de sus peores tiempos los normalistas de Ayotzinapa llegaron a un evento que estaba planeado para que recibiera loas y vítores, pero la realidad le resultó muy difícil de concebir. Fue vituperado, cuestionado, acusado y hasta denostado por una horda de presuntos estudiantes que siguen cometiendo delitos de forma impune a lo largo y ancho del estado de Guerrero y de la capital del país. Para colmo de males fue en el lugar donde se proclamara uno de los planes más importantes de la historia del país. Ayutla fue testigo de un nuevo plan, el de mostrar descarnadamente la historia más triste de los últimos años en este país.

Un exgobernador pretendiendo reivindicar su memoria, y un grupo de estudiantes acusándolo de asesino. Como dije en líneas anteriores, Ángel Aguirre siempre ha sido un hombre de excesos, pero en esta ocasión los excesos de sus antagónicos se convirtieron en su peor pesadilla. El señor Aguirre no cejará en su empeño porque necesita fuero para enfrentar el futuro quien sea el presidente de la República. Los normalistas no necesitan justicia, necesitan seguir haciendo lo mismo porque eso de la pobreza como principal motivo para delinquir también deja mucho dinero. Al tiempo.

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