Los funcionarios de hoy y los grandes contratistas

 

Más allá de que no contaremos con un aeropuerto de talla internacional, con las comodidades que merecemos; más allá del pésimo mensaje que se envió a los inversionistas internacionales; más allá de la consulta ciudadana que unos llaman ilegal, pero que sí fue vinculante y que marcará el estilo de gobernar de los próximos años. […]


Más allá de que no contaremos con un aeropuerto de talla internacional, con las comodidades que merecemos; más allá del pésimo mensaje que se envió a los inversionistas internacionales; más allá de la consulta ciudadana que unos llaman ilegal, pero que sí fue vinculante y que marcará el estilo de gobernar de los próximos años.

Y más allá de la reacción negativa del mercado de divisas, del mercado de valores y de que Fitch Raitings ya cambió a perspectiva negativa la calificación del país, hay un elemento que vale la pena subrayar, en medio de este debate: el silencio de los grandes contratistas y el silencio del gobierno saliente.

Los más cercanos colaboradores de Enrique Peña Nieto son avestruces profesionales: esquivan las confrontaciones y escapan de los problemas. Los amigos del todavía presidente de la República tienen la cabeza debajo de la tierra, para no observar la peligrosa situación que enfrentan.

Sólo he visto y escuchado, de manera valiente, al titular de la Secretaría de Turismo, Enrique de la Madrid; al titular de Economía, Ildefonso Guajardo y al ex candidato presidencial, José Antonio Meade, que inclusive participó en la consulta organizada por Morena, votando por Texcoco, claro.

¿Y dónde están los amigos del Presidente? ¿Dónde andan los gobernadores, exsenadores y exdiputados, dónde están los que querían ocupar un puesto de elección popular? La ahora oposición tricolor, sencillamente está desaparecida. Son unas avestruces, por no decir que son cobardes.

Y mientras Alfonso Romo Garza, Carlos Urzúa y Javier Jiménez Espriú intentarán ofrecerles tranquilidad a medianos inversionistas y a empresarios representados en cámaras, después de la polémica decisión, no dicen “ni pío” los grandes contratistas.

¿Por qué no han puesto un grito en el cielo Carlos Slim, cuyo contrato asciende a 84 mil 828 millones, a través de Operadora Ciscsa?

¿Por qué no ha respingado Bernardo Quintana (ICA) que rmó cuatro contratos por un monto de 26 mil millones de pesos? ¿Por qué no mienta madres Héctor Ovalle, que estaría perdiendo nueve mil 900 millones?

¿Por qué no han armado un escándalo los Olegarios (Vázquez Raña y Vázquez Aldir) que se están jugando miles de millones en la construcción de la pista tres y la familia política de Carlos Salinas de Gortari (los Gerard) que están involucrados en la construcción de la terminal?

¿Y tampoco están enojados los Hank, dueños de Hermes y Cargi, que traen obra por casi 8 mil millones?

Las respuestas son sencillas, o sí había moche/comisión, o ya se arreglaron con López Obrador para beneficiarse con la manita de gato de Toluca y el aeropuerto Benito Juárez, la construcción de Santa Lucía, el proyecto del Tren Maya y varias obras más.

*Periodista, editor y radiodifusor
@GustavoRenteria
www.GustavoRenteria.mx