Los saldos

 

Las lecturas son múltiples sobre las elecciones del 5 de junio


Pasado el 5 de junio, las lecturas son múltiples. Si fuera una novela, sería casi imposible de escribir. Puros villanos y un solo muchacho bueno: el ciudadano siempre comprometido con la democracia y a quien deben acreditarse los puntos positivos de la trama, aunque todos se los quieran escamotear y exhibirlos como propios.

Los malos son muchos: partidos, candidatos, gobernadores, autoridades electorales, empresas encuestadoras, y responsables de las herramientas de información, el PREP fundamentalmente, una vez más fallido a pesar de las cifras astronómicas pagadas por él. Como sucede después de cada proceso, estamos en el ritual de advertencias para tomar de una vez las medidas y evitar lo mismo en el 2018.

Ajustar la norma electoral, someter a los partidos a la ley, aplicando sanciones contundentes a sus tropelías, poner orden entre consejeros y magistrados electorales de todo el país que, salvo pocas excepciones, muestran el color de la crinolina a cada movimiento, realizar efectivamente, más allá de los informes de los partidos como fuente principal, la fiscalización de los enormes recursos públicos destinados a ellos, son sólo una muestra mínima de la tarea acumulada. Sin embargo, es previsible pensar que nada se hará, y en dos años estaremos lamentando lo mismo,aunque, tal vez, a un costo social irreparable.

Debe destacarse algo muy grave, nos fuimos a dormir el domingo sin ninguna certeza, sólo con las irresponsables proclamas ganadoras de dirigentes y contendientes.

De creerles, se tendrían hasta tres gobernadores electos en algunas entidades.

Nadie pudo pararlos. Por si fuera poco, las encuestas de salida anunciaban márgenes cerrados y empates técnicos en estados donde la diferencia es hasta de 10 o más puntos. ¿Simple ineficiencia, o estrategia sucia adicional? Habrá tiempo para analizar con detalle y sacar conclusiones. Esto apenas empieza.

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GG