Los tigres sueltos…

 

De la filosofía popular: el miedo no anda en burro; el que se quema con leche hasta al jocoque le sopla; no hay que jalarle los bigotes al tigre, aunque palo dado ni Dios lo quita. Insólita la rectificación del presidente López Obrador a su primera visión de los centros de estudios superiores. En especial […]


De la filosofía popular: el miedo no anda en burro; el que se quema con leche hasta al jocoque le sopla; no hay que jalarle los bigotes al tigre, aunque palo dado ni Dios lo quita.

Insólita la rectificación del presidente López Obrador a su primera visión de los centros de estudios superiores. En especial la UNAM a la que acusó de malos manejos, corrupción y elevados salarios en la cúpula.

Al anunciarse la convocatoria a una manifestación estudiantil para protestar la reducción de los presupuestos para el alto centro de estudios, hubo una reacción inmediata: el mandatario anunció que otorgará los mismos recursos y a su vez, el Congreso acordó modificar la propuesta económica del año próximo suprimiendo –valga la repetición—la supresión de la autonomía universitaria.

En los dos casos y ante el desconcierto de los partidarios morenistas que habían hecho maroma y media para justificar ambas decisiones, López Obrador lo resolvió con un simple “error de dedo” de algún mecanógrafo desconocido. Fue cuidadoso para no señalar a los responsables verdaderos, en este caso Carlos Urzúa, secretario de Hacienda y autor del documento.

Silencio absoluto ante lo que podría significar una crítica al presidente que apenas una semana antes de conocerse las dos agresiones contra la UNAM, la había descalificado aparentemente en lo que representa el inicio de la campaña para justificar los cien Centros Universitarios, conocidos vía redes como Universidades Patito.

Como un beneficiario colateral queda el IPN también lesionado en su presupuesto y víctima de la campaña de desprestigio: sus exdirectores cobran pensiones en conjunto, un millón de pesos anuales. Se evade que la secretaria de Gobernación, exministro de la SCJ, tiene una jubilación que en un año representa el cobro de tres años de los exfuncionarios politécnicos.

La UAM, mencionada en las medidas restrictivas, no fue incluida en la recuperación de fondos. Sólo cabe mencionar que los tres centros son el cúlmen de nuestra sabiduría, significan la excelencia de la enseñanza superior y cuentan con reconocimiento internacional.

La UNAM, entre las cien principales del mundo y la mejor de América Latina de cuyas aulas egresaron nuestros tres Premios Nobel.

Con el recuerdo perenne del 68, cuando los estudiantes fueron el detonante para cambiar criterios y nuestra visión del México de una revolución que mostraba signos de agotamiento, en esta oportunidad se evita todo choque con los pumas, que son gatos, como los tigres morenistas.

Quizá sea el principio para dudar de la infalibilidad que cubre con su manto a ya sabemos quién…

carlos_ferreyra_carrasco@hotmail.com