Marihuana, legal para turistas

Ha transitado sin pena ni gloria la propuesta de Enrique de la Madrid
José Reveles Publicado el
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Los martes y jueves, el periodista José Reveles volcará –en CAPITALMEDIA– su experiencia de más de medio siglo para auxiliar a la memoria, construir contextos, aportar análisis y convocar al escrutinio sobre casos y situaciones que modelan el rostro del país que tenemos y el que queremos.

Como voz que clama, no en el desierto sino desde las playas mexicanas más visitadas por turistas extranjeros, ha transitado sin pena ni gloria la propuesta de Enrique de la Madrid, secretario de Turismo, de legalizar el uso recreativo de la marihuana. De perdida en Quintana Roo y Baja California Sur.

¿Autista con iniciativa? ¿Experto repentino en asuntos de seguridad y violencia? ¿Provocador portavoz de los que manejan los hilos mediáticos en tiempos de elecciones? ¿Contrapeso a la propuesta de Andrés Manuelovich de amnistiar narcos? ¿Miembro de un gabinete al que aparentemente no consulta, ni a sus pares en Gobernación y PGR ni a su jefe en Los Pinos? ¿Vocero de empresarios mexicanos y extranjeros que ven amenazadas sus ganancias multimillonarias en Cancún, la Riviera Maya, La Paz y Los Cabos si en esos sitios persiste la escalada de violencia?

A destiempo y destemplada, regionalizada sin razón y sin asidero, sin plan y sin viabilidad en sólo dos puntos del país, la propuesta del secretario De la Madrid podría haber sido certera y bienvenida en otro momento, quizás en la coyuntura de la aprobación de la cannabis con fines terapéuticos, allá por fechas guadalupanas del 2016 cuando, por cierto, el Senado se negó a aprobar siquiera un aumento en el gramaje de mariguana para portación y consumo personal.

Creo que la despenalización o legalización del consumo de cannabis podría aminorar la violencia que su siembra, trasiego y comercio generan en regiones de consumo creciente. Pero pensar solamente en el perjuicio que el tráfico de la yerba provoca en el turismo es un reduccionismo elitista que ignora al resto de un país colapsado por todo género de violencias: las particulares, las de las mafias y las de Fuerzas Armadas federales y policías de los tres niveles.

A más de discriminatoria y procapitalista, la sugerencia de De la Madrid es del todo inviable. No es posible aislar a Quintana Roo y a Baja California Sur del resto del país, para mantener una pax turística sui generis, voluptuosa y muelle en el lúdico uso de la marihuana, paraísos para fumar mota, mientras en el resto de la república continuaría vigente el paradigma punitivo de combate al tráfico de drogas.

¿Y quién surtiría la hierba? ¿Los empresarios hoteleros y restauranteros, los dueños de los yates? ¿Empresas formalmente registradas o narcos reciclados cual comerciantes con credenciales proporcionadas por la autoridad? ¿Cumpliría Vicente Fox sus anhelos de entrarle al negocio marihuanero, como anunció cuando dijo que le haría la competencia al Chapo Guzmán? ¿Podrán los cárteles ser marca legal?

Muchos deberían estar atentos al tema de la oferta y la demanda. No puede ocurrir como en los hechos sugieren los gringos que pasa en su territorio, donde tal parece que la droga se distribuye solita, pues nunca aparecen nombres de capos, de cárteles nativos o algún anglosajón tras las rejas.

A las pocas horas de que explotó la bomba mediática, De la Madrid tuiteó que lo dicho fue “una reflexión a título personal”. Lo dudo.

Y basada “en el análisis y estudio del tema por muchos años”. No lo parece.

Lo que sí escurre por los cuatro costados es que sus premisas son idénticas a las del expresidente Felipe Calderón cuando afirmó en 2013 en la Universidad de Harvard:

El crecimiento económico provocó que creciera el poder adquisitivo y que México se convirtiera en un mercado para la venta de drogas. “Pasamos del narcotráfico al narcomenudeo”. Dos mentiras al hilo.

jreveles44@gmail.com

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