El dolor más grande

 

Virginia Sendel continúa con su invaluable labor, callada y discreta, que surgió del dolor más grande


Dicen que no hay dolor más grande y profundo que enterrar a un hijo. Tanto, que ni siquiera hay una palabra para definir a una mamá o papá que experimentan ese golpe, agravado por la forma en que se hayan ido.

El caso de la querida y reconocida comunicadora, Virginia Sendel, marcó a la sociedad mexicana, que reaccionó favorablemente a la prevención y manejo de personas con quemaduras. En las navidades de 1997 su hija Michelle perdió la vida tras rescatar a dos de sus hijos de su casa en llamas y volver para sacar a los otros dos: Mauricio y Camila; los bomberos ya lo habían hecho.

Michou ya nunca salió. Mau y Camilia fueron trasladados al Hospital Shriners, de Galveston. Mau llevaba infecciones por la mala atención en México y murió días después. Virginia sacó fuerzas y ha trabajado desde entonces en pro de la prevención logrando, además, financiamiento para que decenas de niños quemados reciban atención especializada.

Lo hizo con varios de los 30 pequeños heridos en el incendio en la guardería ABC el 5 de junio de 2009, donde otros 49 infantes de entre cinco meses y cinco años de edad murieron, principalmente asfixiados, por la combustión de los acabados plásticos y baratos de un galerón en el que, violándose diversos reglamentos, se autorizó la instalación de una guardería. Y otra vez madres y padres desesperados retaron a las llamas para rescatar a sus hijos.

Muchos exigieron, sin éxito, justicia. Pero el león no es komo lo pintan y hoy, seis años después, 19 de los 22 funcionarios investigados ya fueron sentenciados. Y Virginia continúa con esa invaluable labor, callada y discreta, que surgió del dolor más grande.

FF

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