Más sexo, menos panza

 

El mundo sufre actualmente profundos cambios y la energía sexual ha sido durante toda la historia uno de sus principales motores


El nuevo año ha comenzado y los excesos en la comida navideña pasan factura, ¿no es cierto? Creo que no soy la única que le dirá que cuatro o cinco kilos se añadieron a mi báscula como por arte de magia. La buena noticia es que ese mismo peso (y más) se puede ir si se le pone un poquito de empeño a la actividad sexual.

No se necesita ser acróbata ni inventar posiciones exóticas, sino simplemente hacerlo con más “ganitas” y, sobre todo, más conciencia de que fortalecer los músculos mejorará la calidad de vida y la de las propias relaciones sexuales (para después, quizás, entrarle a las acrobacias). Eso sí, hay que empezar poco a poco, no queremos generar una lesión por la que haya que explicar detalles íntimos al ortopedista.

El primer paso para renovar la rutina de sexo-ejercicio puede ser la posición del misionero. Por increíble que parezca, aun siendo la más pasiva de las posturas sexuales, también puede tener su dosis de fitness; basta con concentrar el esfuerzo en los músculos del torso (abdomen y espalda baja) cuando mueva la cadera. Este ejercicio no es exclusivo para quien lleva el papel activo en la penetración, también quien yace sobre su espalda puede mover la cadera, lo cual, por supuesto, puede aumentar su placer y darle un plus a la actividad.

Otra opción es imprimirle un nuevo toque a la famosa postura de perrito. En este caso, la mujer, además de concentrarse en mantener su torso recto mientras aprieta el abdomen, puede trabajar también sus hombros si apoya sus manos contra una pared en lugar de colocarlas bajo sus hombros (en el piso o la cama). Como ve, no es un cambio exagerado, pero sí que se notará la diferencia.

Ahora que si de verdad queremos recuperar no solo un peso adecuado, sino la salud cardiovascular, vale la pena retomar aquellas posturas que ayudan a bombear sangre a todo el cuerpo. La más común es la de la mujer montada sobre el hombre. En ella, el movimiento de sube y baja hará trabajar los muslos, los glúteos, el abdomen y un músculo importantísimo: el corazón. Además, no hay que olvidar que esta posición donde la mujer toma el control de la situación puede ser muy excitante para ambos miembros de la pareja.

Pero si lo que quiere es aumentar el grado de dificultad, se puede combinar esta posición con los conocidos “desplantes” que se recomiendan siempre en los gimnasios. La ejecución es como la de este ejercicio (lanzar una pierna hacia atrás, extendida, mientras la otra se flexiona como en sentadilla), pero sobre la pareja. De esta manera, la cadera de ella bajará tanto como para coincidir con la pelvis de él y así lograr la penetración. Digamos que ella quedaría en posición de “en sus marcas”, con sus manos fungiendo como apoyo.

Ya que haya obtenido una condición física envidiable (por ahí del mes de abril, tal vez), puede intentar esa maniobra donde el hombre está de pie y carga a la mujer sosteniéndola por la cadera, mientras ella le rodea la cintura con las piernas. Para esto se requiere fortaleza en prácticamente toda la musculatura corporal, de lo contrario, se corre el riesgo de acabar con una hernia discal o de plano en el suelo con unos buenos moretones.

No importa el nivel de dificultad que elija, lo importante es que comience el año con nuevos bríos y con el ánimo para que la pasión siga viva. El mundo sufre actualmente profundos cambios y la energía sexual ha sido durante toda la historia uno de sus principales motores. ¡Hay que seguir alimentándolo!

*Periodista especializada en salud sexual @RocioSanchez

JCA