Máscara vs cabellera

Para muchos es una sorpresa el triunfo de Donald Trump en la elección presidencial. Su avance jaló las dos cámaras y las tres gubernaturas que estaban en poder de los demócratas. La realidad sepultó al mundo, pero no a los estadounidenses.

La presidencia de Barack Obama fracasó: con una política económica errática, el aumento de pobreza y el maniqueo en la política exterior que no negó su origen musulmán, ya que desde su llegada a la presidencia se propuso darle poder a Irán tras firmar un acuerdo nuclear, descongelarle fondos por más de 150 mil millones de dólares y levantar el embargo petrolero.

Es claro el apoyo de Trump al Estado de Israel, lo que declaró abiertamente de ganar la elecciones trasladaría la embajada de Estados Unidos en Israel de Tel-Aviv a Jerusalén, para que no existan dudas del derecho de Israel a su capital eterna, además de la cancelación del acuerdo nuclear con Irán.

La mayoría de los estadounidenses son de religión cristiana protestante, principalmente en los estados del medio Oeste, y apoyan abiertamente al Estado de Israel. Además de ser una población altamente conservadora, fueron ellos quienes se aterraron de los comentarios de Hillary Clinton respecto de que una mujer pueda abortar hasta un día antes del nacimiento. Trump efectuó una campaña dirigida a ese estadounidense. La falta de escrúpulos de Clinton por la vida y los constantes escándalos de corrupción de ella y su marido, eran una clara señal de que sería una pésima mandataria.

Trump se enfocó en una campaña de contacto con su electorado, llevándoles un mensaje claro que pudieran comprender, y no un lenguaje como el de Hillary Clinton, que sólo entendieron los egresados de las universidades, intelectuales, musulmanes, periodistas y artistas que viven en mansiones en un mundo hueco.

El ahora presidente electo contó con el apoyo de 13 medios de comunicación, dentro de los cuales se encuentra la cadena Fox, creadora de Los Simpson. La serie de televisión con más temporadas en la Unión Americana, que retrata la cultura del ciudadano estadounidense, a la cual Trump le supo trasmitir su mensaje.

Este ciudadano olvidado forma parte de las mayorías que anhelan a un Estados Unidos poderoso militar y económicamente, y del cual puedan ser actores y no sólo la minoría que representaba Hillary. Con su triunfo, Donald Trump supo quitarle la máscara y mostrar a la verdadera Hillary Clinton, por eso digo que esta elección fue “máscara contra cabellera”.