Me matan si no trabajo

 

Te vas a morir como la morra japonesa por no dormir, carnal


-Te vas a morir como la morra japonesa por no dormir, carnal. Mejor frijolitos y tortillas que matarme 16, 18 horas al día. Te vas ir al hoyo. Búscate otra chamba. Ni siquiera te pagan horas extra. Yo por eso no estudié.

–Por wevón. Mañana platicamos, ¿va? Pon el despertador a las 4 de la mañana porque tengo junta en Santa Fe a las 9 y si no llego me corren, ¿va? –corta Alex Minero, geomarketinero, a su hermano José, colocador de puertas, clósets, canceles, muebles…

Corre. Esquiva. Atropella si no hay de otra.

Devora los últimos escalones y arriba al paradero de autobuses, donde el cobrador urge: hay lugares, hay lugares, último Esperanza-Palacio por la Siete, atrás hay lugar. ¡Ufff!, se desploma sobre el asiento.

Y a esperar a que el camión se atiborre, son las 00:40 horas.

Por fin arranca el chimeco rumbo a la entraña del Coyote Hambriento, Neza: municipio 120 del Edomex.

–¿Ya de la chamba, wey? –es el Mode, años sin verse.

–Ya carnal, alcance el último Metro.

–Te ves madreadísimo. ¿Chambeas como Godínez? –Localizo sitios donde establecer un comercio de acuerdo al perfil del cliente, para que vaya sobre seguro con las ventas.

Cuando se enroló en el trabajo su madre no pudo ocultar la satisfacción: de 200 egresados en su especialidad, 12 han conseguido chamba delo-que-sea, entre ellos su Alex: Geógrafo titulado. Tuvo que conseguir un préstamo entre la familia para ir “presentable” a la entrevista laboral y amarrar el empleo mediante la firma de un contrato por tres meses.

Una cláusula le remarcó la ingeniero en Relaciones Laborales:

–¡Requerimos absoluta disponibilidad! Además: smartphone, Wattsapp, email y Twitter abiertos.

Traes los papeles que avalen tu licenciatura, maestría o doctorado. Traje y corbata, obligatorios. Los viernes son de ropa casual, pero no tenis, ni guaraches. El trabajo es de oficina y en campo. Habrá junta los lunes en Santa Fe. Diez mil pesos mensuales, libres de impuestos.

–El contrato no trae el nombre de esta empresa – susurró Alex Minero.

–Contratamos a través de una empresa de outsourcing, ¿lo tomas o lo dejas? Afuera hay gente esperando. Te dan seguridad social, pero el alta es con el salario mínimo, para que sean menos los descuentos.

Ni aguinaldo, pago de horas extra, despensa, vales de comida, vacaciones… Salió feliz. Aspirando desde ya a convertirse en Coordinador de Grupo para pegarle a los 25 mil pesos de sueldo. Los no titulados, supo después, ganarían tres mil pesos menos.

Pronto sintió lo rudo de lo tupido. Desde la madrugada y hasta el anochecer el celular sonaba, los correos se acumulaban, al tercer día ya estaba en la central camionera, dormitaba hasta su destino: los estados cercanos a la CDMX… y a caminar en busca de sitios baldíos o locales en renta para establecer sucursales al gusto del cliente: tiendas de conveniencia o sucursales de materiales para la construcción o de venta de herramientas o…

Retornaba a vaciar la información, conectarse con la sección de Ventas, atender agentes inmobiliarios para cerrar el bisne, reseñarle las virtudes del sitio al cliente, ávido por expandir su negocio o franquicia. Bajaba a la hora de la comida con la laptop o la tablet, e ingería la hamburguesa y el refresco de cola sin descuidar el trabajo.

Las juntas en Santa Fe: pesadilla de madrugada eso de mentarle la madre al conductor de la combi pues no avanza: tráfico infernal, ¡no llego, no llego!, y cruzar la ciudad de oriente a poniente y mucho tacto con los ejecutivos del consorcio: se la pasan pateando traseros, exigiendo resultados ya, ya, yaaa… Y retornar a casa con la gastritis acuciante, el sobrepeso ganado en unas cuantas semanas, y debía despertar a mamá:

–Ponme tres mudas de ropa: voy a la Central Camionera, en chinga a Puebla, de ahí a Toluca, regreso y duermo en casa de mi tía para temprano salir a Cuernavaca y…

–Te va a pasar lo que a la morra japonesa por no dormir, carnal…

–No estés chingando, presta una feria y te la pago en la quincena para poder moverme…

Como muchos de su especie, Alex Minero va en chinga por la vida, orondo porque pertenece al grupo de agentes que contribuyen a la expansión de la clientela; con labia promete a los agentes inmobiliarios cerrar contrato a la de ya, pero resérvame el espacio, no lo vayas a rentar o vender: ya viste que sí te cumplo…

Los meses se le fueron como agua entre los dedos por lo agitado de su empleo; lograba controlar la angustia que éste ocasionaba comiendo como nunca. Pronto sobrepasó su peso y acumuló 20 kilos más: dejó el gimnasio, la bicicleta con los que controlaba su personalidad obsesivo compulsiva y maníacodepresiva.

El mal genio se apoderó de él: no toleraba a sus compañeros (“poco propositivos, sin iniciativa, limitados en sus capacidades”) y los arreaba hasta que tiraban la toalla y renunciaban desfallecientes ante las interminables cargas de trabajo que heredó sin chistar, sin que lo detuviera el estrés, el insomnio, el ardor de ojos que le ocasionaba la continua exposición a la pantalla de la compu…

–Te vas a morir como la morra japonesa por no dormir, carnal… Levántate, ya son las cuatro.