Menos promesas y más explicaciones

 

Sería bueno que los candidatos nos explicaran más


Sin excepción, los que aspiran suceder en su cargo al presidente Enrique Peña Nieto nos aseguran que podrán resolver exitosamente los diversos y muy complicados problemas que enfrenta el país. Hasta el gobernador con licencia de Nuevo León, Jaime Rodríguez (a) “El Pony Capao”, se compromete a “buscar la libertad de los mexicanos”, sin explicar cuándo fue que la perdimos.

Así, el no priista que es el candidato del PRI-PVEM-Panal, José Antonio Meade, nos promete que si él es presidente la economía seguirá siendo manejada con responsabilidad. Su problema es que los números nos indican que las economías, tanto la del país como la personal de la mayoría de los mexicanos, están hoy en peor estado que cuando empezó el gobierno de Peña Nieto. Hasta ahora Meade no nos ha explicado a los votantes las causas de tal deterioro y deberá hacerlo para tratar de convencernos de que él no es el responsable del mediocre desempeño económico del país durante la actual administración.

Por otro lado, el panista que hoy representa a su partido y también al PRD y MC en la competencia presidencial nos promete que él sí resolverá los múltiples problemas del país en caso de resultar electo el 1 de julio venidero. Su problema es que nunca ha desempeñado un cargo relevante que pusiera a prueba su capacidad y talento. Veamos: fue secretario particular de un gobernador de Querétaro, diputado local en el Congreso queretano, subsecretario de Planeación Turística de la Secretaría de Turismo, diputado federal y presidente nacional del PAN.

Ahora debe convencernos de que, pese a su inexperiencia, podrá con el paquete y se rodeará de un equipo que sí tenga la experiencia necesaria para ayudarlo a gobernar eficientemente.

Finalmente, el expriista y experredista Andrés Manuel López Obrador, que hoy busca la presidencia por tercera vez consecutiva como el candidato de su propio partido, Morena, y también del PT y PES, nos promete que los problemas del país serán resueltos casi milagrosamente cuando se siente frente al escritorio del despacho presidencial. Por ejemplo, nos dice que la corrupción en el país se acabará por el solo hecho de que él es honrado. Su problema es que hasta ahora no ha sido capaz de explicarnos cómo es que goza de un muy buen nivel de vida cuando no posee bienes materiales y ni una tarjeta de crédito a su nombre. Tampoco nos ha podido explicar cómo es que no se dio cuenta que entre sus más cercanos colaboradores en el gobierno defeño hubiera individuos cuya falta de honradez ha sido demostrada; entre ellos el hermano de un narcotraficante prófugo que él mismo hizo diputado federal.

Sería bueno que los candidatos nos explicaran más y nos prometieran menos.

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Eduardo J Ruiz Healy