“Mensaje del Papa: Cuaresma”

Concluye con una exhortación que presenta a todos los bautizados
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En su mensaje para la Cuaresma de 2018, Francisco comienza por recordar que este tiempo litúrgico es “para prepararnos a recibirla, la Providencia de Dios nos ofrece cada año la Cuaresma, ‘signo sacramental de nuestra conversión’, que anuncia y realiza la posibilidad de volver al Señor con todo el corazón y con toda la vida”.

El título del mensaje, como lo expresa Francisco, es inspirado por “una expresión de Jesús en el Evangelio de Mateo: ‘Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría’ (24,12).

Esta frase se encuentra en el discurso que habla del fin de los tiempos y que está ambientado en Jerusalén, en el Monte de los Olivos, precisamente allí donde tendrá comienzo la Pasión del Señor. Jesús, respondiendo a una pregunta de sus discípulos, anuncia una gran tribulación y describe la situación en la que podría encontrarse la comunidad de los fieles: frente a acontecimientos dolorosos, algunos falsos profetas engañarán a mucha gente hasta amenazar con apagar la caridad en los corazones, que es el centro de todo el Evangelio”.

Con respecto a esos falsos profetas, Francisco explica que “son esos ‘charlatanes’ que ofrecen soluciones sencillas e inmediatas para los sufrimientos, remedios que, sin embargo, resultan ser completamente inútiles: cuántos son los jóvenes a los que se les ofrece el falso remedio de la droga, de unas relaciones de ‘usar y tirar’, de ganancias fáciles pero deshonestas” y enseña que “cada uno de nosotros, por tanto, está llamado a discernir y a examinar en su corazón si se siente amenazado por las mentiras de estos falsos profetas.

El mensaje de Francisco para esta Cuaresma de 2018 concluye con una exhortación que presenta a todos los bautizados, como parte de la Iglesia, para establecer un compromiso cuaresmal: “Invito especialmente a los miembros de la Iglesia a emprender con celo el camino de la Cuaresma, sostenidos por la limosna, el ayuno y la oración. Si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo”.

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