Necesitamos hacer más

 

Justamente en tiempos de pandemia, ante las graves consecuencias de salud, económicas y sociales que estamos viviendo, aquello que nos puede brindar vías de solución mucho más eficientes e inmediatas que solo la acción de los Gobiernos es el trabajo conjunto con la sociedad.


Por: Juan Carlos Zepeda

En el mundo de los negocios, la integridad ha estado tradicionalmente relacionada con tres factores fundamentales: honestidad, transparencia y ética. Pero en respuesta a la globalización las compañías se han visto forzadas a ir más allá con otra cualidad: la integración con la sociedad.

Y si ello se hace de manera consistente y adecuada, se construye una buena reputación, que entendemos cómo aquella capacidad para ejercer las funciones esenciales de la empresa o persona con confianza y aceptación del público. Por ejemplo, podemos tener suficiencia técnica y operativa para seguir produciendo algo, pero si carecemos de la credibilidad de nuestros consumidores o colaboradores, lo perderemos todo.

Justamente en tiempos de pandemia, ante las graves consecuencias de salud, económicas y sociales que estamos viviendo, aquello que nos puede brindar vías de solución mucho más eficientes e inmediatas que solo la acción de los Gobiernos es el trabajo conjunto con la sociedad.

“Hoy, las compañías no pueden permanecer distantes y prósperas mientras que las comunidades alrededor se hunden y mueren”, expresaba Jack Welch hace unos años. Pasar del genérico “cuidamos el planeta”, al muy concreto de “qué estoy haciendo para ayudar a mi comunidad a superar los efectos de esta Pandemia”. 

Es increíble que muchos dueños de empresa o directivos aún hoy día sigan afirmando que a ellos no les toca entender y atender los temas sociales. Qué contratando formalmente, pagando impuestos o entregando productos con buena relación costo-beneficio están cumpliendo.  En realidad eso es lo mínimo que hoy esperamos de ellos, que observen la Ley.

Poniéndolo en otro contexto, podríamos decir que hay que pasar de ser solo “correctos” a ser verdaderamente solidarios. El pensador y filósofo escocés Thomas Reid lo expresó ya desde mediados del siglo XVIII de una forma magistral: “justo es quien no daña a los otros y les concede cuanto es su derecho, pero es humanitario quien les procura un bien que él mismo no está obligado a otorgar y que quien recibe no tiene derecho a reclamar”. Este “derecho imperfecto” como le llamaba él, es un principio de actuación que muchos han entendido como la forma más eficaz de aportarle a la sociedad soluciones concretas. Sí, es bueno para el negocio y es bueno para la comunidad.

Por esta razón es importante valorar el esfuerzo que muchísimas micro, pequeñas, medianas y grandes empresas están haciendo no sólo para mantener las fuentes de trabajo que generan, sino además, para apoyar a los segmentos de la población que más lo están necesitando a través de diferentes causas y aportaciones.

Cuando se habla de empresas y empresarios, se habla también de esfuerzo y empatía. Sin embargo, tenemos que ser conscientes que no basta solo con la acción organizada de empresas y gobiernos, se requiere también del compromiso personal. Para superar esta crisis cada uno de nosotros tiene que hacer más de “lo que nos toca”. Siendo así, ¿y tú, qué más podrías hacer?

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Maestro en Historia del Pensamiento.

Socio Director de FWD Consultores.