No hay buenas noticias

 

Algunos analistas han interpretado el evento del domingo pese a la escasa concurrencia, como el fin del miedo de muchos hombres y mujeres para levantar la voz


No hay buenas noticias para el Gobierno Federal desde el momento en que una manifestación contra Donald Trump tuvo muchos menos manifestantes que las que se organizan contra el presidente Enrique Peña Nieto. Lo ocurrido el domingo pasado es algo que tiene que poner a pensar a los estrategas de imagen pública y medios de comunicación de la Residencia Oficial de Los Pinos por el simple hecho de que, con todo lo que ha hecho el presidente de Estados Unidos para denostar a los mexicanos y su Gobierno, concita menos odios que los manifestados el domingo al titular del Ejecutivo Federal.

Algunos analistas han interpretado el evento del domingo pese a la escasa concurrencia, como el fin del miedo de muchos hombres y mujeres para levantar la voz y señalar al magnate convertido a presidente de la nación más poderosa del mundo, y quien ha venido utilizando a nuestro país como el blanco predilecto de sus dicterios, como lo que verdaderamente es, un remedo de supremacista que todavía cree que la raza blanca es superior a las otras razas.

Los actos de prohibición de acceso a determinados ciudadanos de otras latitudes habla de ello, pero lo peor de todo es que su referencia hacia nuestros connacionales y su determinación de echarlos del país, además de construir un muro que presuntamente sería pagado por nosotros, es el principal indicativo de que hoy más que nunca el mundo corre peligro porque un sujeto de esta calaña en la cúspide del país más poderoso puede ocasionar no una, sino diversas tragedias en varias partes del mundo.

De cualquier forma las manifestaciones del domingo pasado, porque fueron varias, resultaron las menos concurridas cuando de participación espontánea de la sociedad civil se trata, y eso quiere decir que quizá el señor Trump es lo que menos les apura porque existen otros motivos domésticos que ya dieron muestra de provocar mayor unidad entre los ciudadanos.

Ojalá mi percepción fuera equivocada, pero la animadversión contra el hombre que ganó la Presidencia de la República con un alto índice de popularidad es mayor que cualquier otro elemento del ejercicio político actual.

Resulta inexplicable la forma en que se deterioró la imagen del señor Enrique Peña Nieto, pero sobre todo, que sus estrategas no se hayan dado cuenta de que están metidos en una crisis de proporciones mayúsculas desde hace poco más de dos años.

Según las últimas mediciones, la popularidad del señor Peña Nieto, y la percepción acerca de su gobierno, anda por mínimos inimaginables, lo que quiere decir que en términos de maniobrabilidad social las cosas van de mal en peor.

Definitivamente no hay buenas noticias para el Gobierno Federal y mucho menos para los tricolores. Así como el “Factor Peña” hizo ganar a muchos, lo previsible es que ahora sea lo contrario. Al tiempo.