El secretario de vivienda de Estados Unidos, Ben Carson, se unió, quizá de manera involuntaria, al debate sobre la política migratoria de la administración a la que pertenece. Ocurrió que en algo que no pocos han calificado como un eructo mental, comparó a los inmigrantes de hoy con los esclavos de otro tiempo de quienes dijo que trabajaban más por menos.
Queremos pensar que la comparación la hizo respecto a la productividad de los inmigrantes indocumentados de hoy en la Unión Americana tan ponderada por lo demás por organizaciones defensoras de sus derechos y del aporte que hacen a la economía del vecino país del norte.
En un acto frente a los burócratas del departamento que dirige, Carson sostuvo que “Hubo otros inmigrantes que llegaron aquí en el fondo de barcos de esclavos que trabajaban más tiempo y más duro por menos. Pero ellos también tenían un sueño. Que un día sus descendientes pudieran alcanzar la prosperidad y la felicidad en esta tierra. Y como saben de todas las naciones del mundo, Estados Unidos de América, es la única suficientemente fuerte y suficientemente grandiosa para permitirle a esa gente alcanzar su sueño”.
Ante estas declaraciones las voces críticas no se hicieron esperar y puntualizaron para empezar que los esclavos no llegaron a América persiguiendo un sueño, sino obligados tras haber sido secuestrados, comprados y trasladados contra su voluntad; en segundo lugar que si los esclavos trabajaban más –a veces hasta la muerte– por menos – muchas veces nada– era porque si no lo hacían, sencillamente los mataban, y en tercer lugar que la comparación entre esclavos y migrantes es el mayor disparate que ha arrojado la administración Trump en la última semana, logro este último que como todos sabemos es algo extremadamente difícil de alcanzar.
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