Nuevo golpe al proceso de paz en oriente medio

 

El pasado martes 9 de abril del 2019 se celebraron elecciones generales en Israel. Los principales contendiente eran, por un lado, el candidato del partido político Likud y actual primer ministro, Benjamín Netanyahu; y por el otro, el general en retiro Benny Gantz, abanderado de la coalición política denominada Azul y Blanco en referencia a […]


El pasado martes 9 de abril del 2019 se celebraron elecciones generales en Israel. Los principales contendiente eran, por un lado, el candidato del partido político Likud y actual primer ministro, Benjamín Netanyahu; y por el otro, el general en retiro Benny Gantz, abanderado de la coalición política denominada Azul y Blanco en referencia a los colores de la bandera del país.

A lo largo de los últimos diez años, Israel ha estado gobernado por Benjamín Netanyahu, quien ha logrado refrendar la confianza del electorado durante cuatro mandatos consecutivos.

Esa década ha representado la adopción por parte de Israel de un política de abuso sin cortapisas frente a sus interlocutores palestinos y de negación sistemática a cualquier iniciativa de diálogo con los palestinos.

Los diez años de Netanyahu en el poder han sido la década en la que en Israel se ha consolidado la línea dura de quien prefiere imponer frente a la opción de la línea de apertura y negociación de quien prefiere construir soluciones de largo plazo y que impliquen beneficios para todas las partes involucradas.

Las elecciones del martes pasado constituyeron para los israelíes una oportunidad de retomar el camino de la sensatez representado por el centrista Benny Gantz y abandonar la política de la intransigencia encarnada en el ultraderechista Netanyahu.

Desafortundamente esa oportunidad no se aprovechó en virtud de que las formaciones políticas que ganaron la elección son justamente las que se ubican en el lado derecho del espectro político.

Benjamín Netanyahu, pues, seguirá siendo primer ministro y el proceso de paz seguirá viviendo la dolorosa agonía que ha venido protagonizando a lo largo de la última década para mal de los palestinos, de oriente medio, del mundo en general pero principalmente y aunque no lo parezca, para mal del propio estado de Israel.