Tormenta de cambio

 

Enrique Ochoa tiene mucho trabajo por delante


Desde el pasado 12 de julio, día en el que tomó protesta como dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa aseguró que “limpiará la casa”. Ahora esperamos y tenemos derecho a esperar resultados importantes al ser una designación del primer y único elector de las situaciones de poder en nuestro país, es decir, el Presidente.

De Ochoa esperamos que sus años en Columbia, su dominio del inglés, su aspecto sano y joven, y sus intenciones de convertir las promesas en acciones, traigan consigo una nueva política para el país. Y es que, necesitamos proyectos nuevos, esos que empiezan donde terminaron todos los demás.

En ese sentido, el partido oficialista y el gobierno tienen que saber que su credibilidad depende de que ganen la batalla de la confianza y que tomen la iniciativa frente a las situaciones torcidas que se han presentado. Porque de nada sirve aprobar leyes y nombrar fiscales anticorrupción si seguimos protegiendo a los corruptos.

Por lo tanto, en la nueva campaña electoral hay que reafirmar dos cosas: el México del siglo XXI y unas ganas incontestables de redención que significa terminar con la idea de que el presupuesto público es un festín al que todos se sientan como si fueran señores feudales, comiendo a pesar de la necesidad del pueblo que al final sólo se alimenta de sus desperdicios tirados por debajo de la mesa.

Es momento de inventar un nuevo México, que no sólo observe el mundo, sino que también mire hacia su interior con dignidad y con ejemplaridad.

Los partidos políticos están en peligro y a su vez están desgastando al sistema democrático. Porque cada vez que un partido se convierte en el aval de la corrupción, se está enterrando un clavo en el ataúd del sistema. Y cada vez que los partidos no son capaces de exigir responsabilidades a los que traicionan la fe popular, se está condenando a muerte la credibilidad de la democracia.

En ese contexto, Enrique Ochoa tiene mucho trabajo por delante, muchas cabezas que cortar y muchas cosas que lavar en el partido que representa. Pero lo que tiene que saber es que estamos en tiempo de tormenta de cambio, donde no se puede transcurrir tranquilamente de una situación a otra, puesto que la situación anterior fue derrotada en nombre del odio y la venganza el día 5 de junio.

Ahora, para que el PRI tenga la credibilidad necesaria tendrá que mover sus fichas y eso no significa tener espíritu vengativo, sino simplemente hacer lo que ha prometido, es decir, perseguir a los suyos y a los peores. Porque eso es lo único que le va a legitimar para pedirle a los demás que hagan lo mismo y sobre todo para pedir una vez más que el voto confíe en él.

@antonio_navalon