Odebrecht y el acuerdo de impunidad

 

Sin lugar a dudas que la elección presidencial está concentrando la atención de todos los sectores poblacionales del país


Sin lugar a dudas que la elección presidencial está concentrando la atención de todos los sectores poblacionales del país. Y no es que los mexicanos nos hayamos dado cuenta tardíamente que la política es una de las principales cosas en las que debemos poner atención, sino que el interés de todos se acerca al morbo por saber “de qué cuero salen más correas”, para decirlo coloquialmente, pero la realidad pudiera ser lacerante a causa de la reñida competencia entre las tres principales fuerzas políticas del país.

Por mucho que se diga que Andrés Manuel López Obrador lleva una considerable ventaja sobre José Antonio Meade Kuribreña y Ricardo Anaya Cortés, en materia electoral nada está decidido hasta que se abren los centros de votación el día de la jornada electoral. Las especulaciones han sido prolíficas y en algunas ocasiones increíbles, pero también hay que señalar que la ventaja que hasta ahora lleva el tabasqueño ha sido producto del apoyo recibido desde Rusia, a decir de muchos conocedores del manejo de la tecnología aplicada a las redes sociales.

Desconozco si Vladimir Putin haya sido capaz de inclinar la balanza electoral en favor de Donald Trump como se afirma, porque resulta harto fantasiosa la posibilidad de que Rusia haya decidido que el ganador tenía que ser el imbécil que por ahora ocupa la Oficina Oval y que se la ha pasado cometiendo dislates que seguramente le costarán muy caros a Estados Unidos en los siguientes años. De resultar cierta la manipulación rusa en la nación norteamericana, tendremos que darle crédito a la versión de que está detrás del posible triunfo de Andrés Manuel López Obrador.

Pero independientemente de los avatares internacionales, las cosas no andan bien en el aspecto doméstico porque cada día nos enredamos más en los vericuetos de las decisiones políticas, pero sobre todo en las decisiones judiciales que al parecer serán las que marquen el camino en las siguientes semanas y posiblemente el rumbo de la elección presidencial.

Mientras Andrés Manuel lanza amenazas de que esta vez sus adversarios no podrán cometer otro fraude electoral más, panistas y tricolores han entrado en una batalla sin cuartel para ver quién puede dominar a quien.

Y es que la única posibilidad para panistas y tricolores de alcanzar el triunfo se visualiza solamente en una alianza entre ambos y los partidos pequeños, de ahí que en estos días hayamos estado presenciando una lucha interna entre los blanquiazules que se han sentido lastimados y relegados por Ricardo Anaya, y que buscan cobrarle las afrentas recibidas con material confidencial que presumiblemente salió de las oficinas del sistema de inteligencia del Estado mexicano.

Hay quienes arman que después de los videos que incriminan al blanquiazul, si quiere salir indemne de la averiguación previa tendrá que pactar su adhesión a José Antonio Meade Kuribreña. Si en los siguientes días no hay entendimiento, con seguridad podremos señalar que el triunfador será Andrés Manuel López Obrador. Si logran establecer un acuerdo, podrían tener alguna oportunidad.

Aunque un acuerdo en condiciones de guerra sería una capitulación. Así de simple. Al tiempo.