Y ahora que debemos concentrarnos en que no malgasten nuestro dinero, no nos lo roben y no lo utilicen en cosas inmorales; resulta que la democracia mexicana va a estar en manos del mejor postor.
Por este camino, en este diseño de partidos SA de CV en México, hasta Donald Trump quien ya no es dueño de Miss Universo podría apropiarse del PAN, del PRI o del PRD y elegir a quien más le guste.
Es demencial, la democracia sigue siendo el menos malo de todos los sistemas y ahora hemos confundido el mal uso de los recursos públicos con el hecho de que simplemente no se tengan.
En ese sentido, es suicida que ahora cada uno de los partidos tenga que rascarse con sus propias uñas, ya que por ese camino lo peor de la sociedad mexicana encontrará la manera de juntarle y acercarle más lana al partido con el que se identifique.
El INE ha fracasado y todos los ilustres académicos que lo conforman o lo presiden se han convertido en suplementos de un sistema en el que sólo desempeñan un papel decorativo y de abalorio, sin ser garantes del buen funcionamiento de la democracia.
Añoramos a Woldenberg, añoramos al IFE y añoramos la buena intención de la sociedad mexicana de ser democráticamente correcta.
Ahora, en medio de esta crisis en la que el país y el régimen naufragan, sólo se nos ocurre entregarles a los malos el control de los partidos.
Una vez más las emociones nos traicionan, una vez más seguimos esperando que el Plan de Iguala consagre nuestra soberanía, una vez más seguimos viendo galopar al caballo blanco de Zapata.
Amo pertenecer a un pueblo que sueña, pero me preocupa mucho que el sueño termine por convertirse en una pesadilla constante.
Porque siendo muy claros, el Estado debe pagar la democracia y debe impedir el intervencionismo de los intereses bastardos de los privados.
Y lo que deben hacer aquellos que tienen nuestro dinero, obtenido del sudor y la sangre del pueblo mexicano, simplemente es gastarlo bien.
Nos faltan controles en el uso del presupuesto, los mismos que al parecer no han sido necesarios en la financiación pública de la política mexicana.
Y es que, por lo visto se dará la bienvenida a los deseos de las televisoras, y en ese sentido, cualquiera que tenga dinero y una posición económica se podrá comprar la candidatura presidencial, terminando además con el vergonzoso espectáculo de ir a votar, puesto que si se trata de dinero para el sistema ganará el que más tenga.
Mientras tanto, seguiremos soñando con el Plan de Iguala y con el caballo blanco de Zapata.
@antonio_navalon
