El precio de vivir

 

Pemex no es sólo una empresa del Estado, sino que representa las finanzas públicas de México


En la vida lo difícil siempre es lo concreto, por eso ahora lo difícil será saber cómo viviremos con una nueva ilusión, sobre todo cuando la gasolina, la luz y la intensidad de los rayos del sol siguen subiendo. ¿Qué será de nosotros?

Y es que, los mexicanos vivimos en el último punto de Occidente y el primero de Oriente, en el sentido de que en Oriente se preserva una historia milenaria, y en Occidente los conquistadores impusieron su ideología y aseguraron tener en la punta de su espada o de su cruz la única verdad existente.

Donde su grave problema ha sido que toda su fe sólo da para su propio tiempo de vida.

Sin embargo, a pesar de todo en México hemos mantenido una visión oriental asumiendo que la vida se mide en miles de años.

Y en este momento, mientras los asesinatos y los muertos acaparan los principales titulares hay otra muerte lenta que empieza a provocar serios problemas en el país, y esa es la de la economía.

Una muerte asistida por aquellos factores (internos y externos) que erosionan al Producto Interno Bruto, y por vivir en la contradicción de ser un país con petróleo –mal explotado y sepultado en la corrupción– y verse obligado, por su sistema y por la suma de los errores de sexenios anteriores y del actual, a subir el precio de los combustibles.

En ese sentido, ha sido milagrosa la manera en la que se ha administrado el impacto del fin de la era Pemex. A pesar de que la guerra de clarificación y racionalización de los procesos económicos y financieros de esta empresa estatal han traído consigo una gran cantidad de víctimas casuales.

Pero el problema es que Pemex no es sólo una empresa del Estado, sino que representa las finanzas públicas de México.

Ahora, mientras los datos económicos se van complicando por momentos y mientras nos encaminamos hacia un proceso electoral que tiene tantos factores en su contra; hay que estar conscientes de que el último tramo de las escaleras que conduce al cielo o al infierno de lo que se podría convertir el próximo periodo presidencial de este país, se va a celebrar en medio del precio de vivir y con los costos sociales acumulados de las políticas económicas de los últimos cuatro años.

En ese contexto, a todos naturalmente nos gusta pensar que el cáncer de piel nos lo provoca la destrucción de la capa de ozono, culpando a alguien más por haberla destruido; en lugar de considerar que es posible evitar el cáncer usando protector solar a tiempo.

@antonio_navalon