Peña Nieto-Trump: abrazo mortal

 

Peña Nieto debe saber que la situación no puede ser más peligrosa


Le pagamos a Enrique Peña Nieto para que nos defienda dentro y fuera del país. Y es que, tanto él –desde su calidad de Presidente– como todos los funcionarios, son empleados del pueblo.

Tras los sucesos del pasado 20 de enero, este espacio estaba destinado para analizar el contenido del discurso de Donald Trump en su toma de protesta. Sin embargo, dada la velocidad con la que se precipitan los acontecimientos, resultaría ocioso seguir con esa línea.

Ahora la visita del Presidente Peña Nieto a Estados Unidos ha sido anunciada. Y en ese sentido, visto lo que hemos visto y ante el nivel de ineficacia y humillación al que se han sometido las relaciones del pueblo de México con Trump, es conveniente recordarle a nuestro Presidente una serie de aspectos relevantes antes de que se vaya.

El primero y más importante, es que el dirigente que va a visitar es un hombre con un país que vive un enfrentamiento radical entre aquellos que, desde la frustración, el odio y el rencor lo eligieron –de manera democrática– como su presidente. Y es que Trump gobierna una nación que está en su contra y sólo será cuestión de tiempo para que ese malestar termine siendo un problema grave.

Y el segundo, es que el presidente Peña Nieto no puede ir a Washington sin un respaldo nacional dado el nivel de ofensa que siente el pueblo mexicano frente a Trump y a todo lo que está pasando en torno a esa relación bilateral.

Dirigirse a esa visita sin hablar con todos los líderes, con el Congreso, con los partidos y con los empresarios, sería apostarle a producir la peor situación en la que haya terminado recientemente un presidente mexicano ante el vecino del norte.

Peña Nieto debe saber que, además de su canciller y de las conversaciones que se desarrollen por encima y por debajo de la mesa, la situación no puede ser más peligrosa, sobre todo porque México ya está frente a un Trump que ha tomado el poder y que hasta el momento ha sido imposible apaciguar.

Nuestro país está muy resentido frente a todo lo que ha pasado, y si ahora esta visita se confunde con la creencia de que la fotografía en el Despacho Oval va a demostrar que fue una gran jugada haber invitado a Trump a México para que, de paso, hiciera su campaña electoral y ganara, en una situación en la que terminó atacándonos; entonces nuestro señor Presidente estará cometiendo un error histórico.

Donald Trump es muy fuerte en la dialéctica y muy débil en política, ya que ha sido constantemente cuestionado y además preside un país que se siente humillado. Por lo tanto, acudir a la Casa Blanca sin el respaldo de la nación sería un verdadero suicidio.