Gasto social
En estos días un debate, que volverá a tomar relevancia a raíz de los cambios en el gabinete, será el del gasto social. El tema no es menor y la preocupación por abatir rezagos y reducir los índices de pobreza son una tarea inconclusa en cada sexenio.
Según los especialistas, México está aún a la zaga de países como Argentina, Brasil y Uruguay, donde el impacto redistributivo y de reducción de la pobreza del gasto social es mayor. Y es que la región sur-sureste presenta una de las incidencias más altas en los índices de pobreza extrema y moderada. Oaxaca, Guerrero y Chiapas son los estados con los menores niveles de desarrollo humano y los más altos de marginación.
Además de que, en la actualidad, son estados con una fuerte agitación social por diversos eventos, los cuales han propiciado que el descontento y la tensión política contaminen los procesos de desarrollo.
Lo que representa una dinámica compleja es que a pesar de que el gasto social se ha incrementado a lo largo de dos décadas, los resultados en el combate a la pobreza son limitados, pues el número de mexicanos considerados en situación de pobreza no se ha disminuido de manera sustancial y las mediciones suelen ser provocadoras en los diferentes sectores políticos y económicos.
Y es que el tema de la pobreza y los recursos destinados a este sector, obligan a que las distintas fuerzas políticas y gobiernos tanto federal como locales procuran que no se le dé un sesgo partidista y se exhorta al gobierno a comprometerse a acelerar el ritmo en el camino hacia una mayor transparencia en el presupuesto social. El 2017 será un año importante para el tema de gasto social. Los programas y el abatimiento de la pobreza se entrelazan y se les debe dar una salida viable. De este punto se parte a una realidad: si la desigualdad no logra atenuarse, entonces la política ha sido ineficaz o inclusive puede no ser considerada política social.
@drcamartinez
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