Pocos lo vieron, pero la sucesión de 2018 se resolvió el viernes pasado

 

La sucesión presidencial de 2018 se resolvió a las 4:02 de la madrugada del viernes


Preocupados por el corto plazo, actores políticos, partidos y analistas no se percataron que la sucesión presidencial de 2018 se resolvió a las 4:02 de la madrugada del viernes: la aprobación del presupuesto de egresos para 2018 y el aval automático a los Criterios Generales de Política Económica definieron el perfil del próximo presidente de la República.

Gane quien gane, el próximo presidente de la República para el periodo 2018-2024 será… la política neoliberal que viene decidiendo candidaturas presidenciales del PRI y del PAN desde 1982 y que recibió ya el aval de López Obrador al aliarse con empresarios con los que se comprometió a mantener la estabilidad macroeconómica neoliberal salinista.

Gane quien gane, pues, el próximo presidente de la República gobernará con tres candados: -Tasa del PIB de 2.5 por ciento anual – con un promedio de 2.2 por ciento desde 1983– para 2018 y meta de 3.5 al 2023.

-Estabilidad macroeconómica, que en términos terrenales significa lo siguiente: regresar a una meta inflacionaria máxima de 3 por ciento anual sacrificando, como desde 1983, salarios, gasto social y PIB.

-Mantenimiento por otro sexenio más del escenario de la globalización comercial vía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte o similares con países alternativos.

En el PRI los tres suspirantes forman parte del proyecto de extensión del modelo neoliberal salinista: José Antonio Meade fue el defensor del programa económico diseñado en Los Pinos con el PAN y con el PRI, y Miguel Ángel Osorio Chong y Aurelio Nuño Mayer carecen de un proyecto económico propio.

En el PAN y el PRD, ambos firmantes del Pacto por México del presidente Peña Nieto y sus grandes reformas constitucionales que consolidaron el proyecto neoliberal salinista de desarrollo, no hay ninguna figura que esté pensando en modificarlo.

La distracción se centró en el cambio de régimen, no de modelo de desarrollo. Y en Morena hay un giro conservador económico hacia el neoliberalismo pactado con los empresarios, en busca del aval del gobierno supranacional que ha decidido las sucesiones presidenciales mexicanas desde 1982: FMI, Banco Mundial, Organización Mundial de Comercio, OCDE y Banco de Pagos Internacionales.

El populismo de López Obrador no es ideológico, sino asistencialista y la estructura burocrática Hacienda-Banxico le impedirá regresar al cardenismo o al echeverrismo.

Los Criterios Generales de Política Económica 2018 mostraron los candados de modelo económico hasta 2023: mantener el modelo neoliberal estabilizador de la política económica, con la promesa de pasar el PIB de 2.5 por ciento en 2018, a 3.5 en 2021 y llegar a la meta de 4 por ciento en 2023, pero con los datos negativos de que en los Criterios de 2013 prometieron un PIB de 5.2 por ciento en el periodo 2017 y en realidad será 1.9 por ciento promedio.

En los Criterios de 2015, por las reformas estructurales, el mundo feliz de la política económica aventuró un PIB de 5.2 por ciento para 2020, pero en los Criterios 2018 del presupuesto aprobado la madrugada del viernes fijó el PIB en 2020 en 3.5 por ciento.

En este contexto, las sucesiones presidenciales de 1982, 1988, 1994, 2000, 2006 y 2012 –PRI-PAN-PRI– fueron resueltas en función de la política económica y la de 2018 seguirá el mismo camino. Gane quien gane en julio de 2018, el gobierno 2018- 2024 estará determinado por la política económica neoliberal diseñada por Carlos Salinas de Gortari de 1979-1994.

Política para dummies: La política es el arte de decir una cosa positiva y hacer otra en función de intereses oscuros.

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