Crisis de presidencialismo; la república se deshace

 

la política es el ejercicio de poder para cohesionar, no para defender mafias políticas


En el viejo priismo se contaba con la acción directa del presidente de la república como el factor de equilibrio institucional no democrático. Así, los presidentes Cárdenas y Salinas de Gortari relevaron a diecisiete gobernadores cada uno, y gobernadores acusados de abusos eran tumbados por el brazo del poder de otros presidentes.

Hoy el país se encuentra en una coyuntura delicada: la fuerza que le queda al viejo presidencialismo autoritario no le alcanza siquiera para defender al titular y a su familia, menos quitar a gobernadores de su propio partido y ni pensar en alguno de la oposición.

Sin embargo, la falta de una autoridad superior que haga justicia política ha llevado a la balcanización de la república o entidades que funcionan como feudos, virreinatos o califatos. Paulatinamente, a golpe de grupos de poder locales que apuestan su resto a sí mismos, la república se deshace, el Gobierno Federal es incapaz de mantener una cohesión mínima y las sociedades locales han quedado al garete. El capital político del poder ejecutivo es insuficiente para reconstruir la viabilidad de la república.

La crisis del presidencialismo es grave en tanto que no haya una transición a un nuevo sistema de equilibrios de poder. Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Veracruz, Morelos, Jalisco, Coahuila y Tamaulipas encaran crisis estructurales. Y en toda la república los gobernadores solicitaron créditos sin control que han dejado embargados los futuros por varias generaciones.

En Oaxaca no existe gobierno estatal y el federal le ha ido entregando el estado a la sección XXII y sus huestes violentas y a la mafia muratista. En Guerrero, Tamaulipas y Michoacán el crimen organizado ha rebasado a las fuerzas federales. En Veracruz el gobernador saliente ha hundido al estado en el peor de los colapsos sociales de credibilidad, violencia y corrupción y nadie en el Gobierno Federal o en el PRI le pone un límite. En Coahuila la dinastía de los Moreira ha despojado a la entidad de sus horizontes de desarrollo. En Morelos la sociedad sale a protestar a las calles contra la corrupción del gobierno perredista de Graco Ramírez.

Los partidos patrocinadores de los gobernadores caóticos se han desentendido de sus recomendados y han abandonado a la sociedad: el PRD es responsable de la crisis en Oaxaca, Morelos y Michoacán, el PAN es corresponsable de Oaxaca, el PRI ha abandonado al nuevo gobierno de Guerrero sin darle activos para salir del hoyo de inseguridad; ha dejado al garete a Jalisco donde el narco se ha apoderado de Vallarta y la nueva dirigencia priista es ya cómplice de las irregularidades en Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo.

La crisis de la república es el colapso del presidencialismo priista. Desde 1994 el presidencialismo ha ido cediendo espacios de poder para mantener los hilos de supervivencia del autoritarismo, pero al final ha ido perdiendo los lazos indispensables de gobernabilidad. Hoy el presidencialismo no puede, no quiere o sus pocos espacios políticos no le alcanzan para mantener la cohesión de la república.

La república se deshace en los estados y se pierde en mesas de diálogo.


The White House 2016: el sitio heatst.com ha descubierto que Hillary Clinton tiene una lesión en la columna vertebral que la obliga a andar para todos lados con almohadas… La última encuesta de Los Angeles Times le da a Hillary el 44.2% de los votos y a Trump el 43.2, una ventaja de un punto que es empate técnico.

Política para dummies: la política es el ejercicio de poder para cohesionar, no para defender mafias políticas.

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