PRI: los pasos perdidos

 

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se prepara para volver sobre sus pasos para intentar recuperar un poco de lo mucho perdido


Borrado casi totalmente del mapa político mexicano, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se prepara para volver sobre sus pasos para intentar recuperar un poco de lo mucho perdido.

El paso inicial de los viejos tricolores estriba en la recuperación del partido, tal cual suena: arrancarlo de manos de itamitas y tecnos que a partir de Miguel de la Madrid se posesionaron de siglas y beneficios inherentes a la todavía hoy agrupación política mayoritaria del país.

La progresiva sustitución de políticos profesionales por egresados de escuelas de élite nacionales y muy preferente de extranjía, cambió la visión de las necesidades del país. Muchas, nos consta, fueron transformadas mediante un “enter” en la computadora.

Se dejó de pensar en individuos y desde gabinetes repletos de gráficas y pantallas luminosas se establecieron soluciones para problemas… en Suecia o en Suiza.

Todavía candidato, los priistas que intentaban treparse al carro tecnocrático, dirigieron un mensaje a “Pepetoño” donde pedían reflexionar a partir de la lista de aspirantes al Senado vía plurinominal. Los tradicionales, sin ambages, los calificaron como la relación de los delincuentes más buscados, sugerencia atendible y oportuna si es que se pretendía mantener la imagen del candidato más honorable entre los cuatro en disputa.

Tras asegurar que la mayoría de los priistas lo vieron bien, pese a ser candidato ciudadano (lo que se impuso cambiando los estatutos) y de reconocerle una trayectoria burocrática limpia y destacada, señala que no se puede permitir que el PRI sea dirigido “por personajes que no lo conocen, que no tienen ningún mérito”.

Señala que el partido está encabezado por sujetos ubicados en el centro de las polémicas por poseer flotillas de taxis y recibir “liquidaciones indebidas”; otros por oscuras participaciones electorales y más todavía por poseer caras residencias en la Quinta Avenida de Nueva York, sin justificar su posesión.

En lista, sin nombrarlos, a quienes participaron en la Estafa Maestra, dañaron nuestros arrecifes, cargan la responsabilidad del Paso Exprés o están marcados por escandalosos desvíos de dinero en Chihuahua. Y que igual van como candidatos pluris.

Todo bien, pero el documento de “Democracia interna” lo suscriben el exgobernador oaxaqueño Ulises Ruiz y de similar origen, José Adolfo Murat.

Del primero se recuerda cuando se apropió de los fondos para una elección y se compró un Mustang que fue a presumir cínicamente al partidazo, y del segundo, bueno, pues las casitas en Nueva York podrían ser su herencia.