Primera llamada… primera

 

La mal llamada “cuarta transformación” ha sido hasta ahora una forma de adecuar las disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos al proyecto de nación que quiere y necesita el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y quien ha venido relatando en sus discursos desde hace algunos años, un modelo aspiracional construido […]


La mal llamada “cuarta transformación” ha sido hasta ahora una forma de adecuar las disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos al proyecto de nación que quiere y necesita el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y quien ha venido relatando en sus discursos desde hace algunos años, un modelo aspiracional construido por el mismo y que pretende hagan suyo los mexicanos, sin que hasta ahora exista una matriz real para la toma de decisiones, o al menos para visualizar el modelo de nación o la transformación del régimen político.

Lo peor de todo es que los ahora congresistas han comenzado a modelar eso que ellos entienden que requiere el señor López, y piensan que con una redefinición de los principios constitucionales basta para transformar el modelo de país, la forma de gobierno, y las aspiraciones de todos los mexicanos. El problema es que no se han detenido a pensar que la soberanía radica esencialmente en el pueblo, y que es éste quien tiene en todo momento el derecho inalienable de cambiar el tan cacareado régimen político o la forma de gobierno.

Mal asume Félix Salgado Macedonio al señalar que es muy fácil para su mayoría parlamentaria decretar la desaparición de poderes en los lugares donde el gobernador no se pliegue a los designios del Presidente Andrés Manuel López Obrador, evidenciando no tan solo su autoritarismo, sino la falta de conocimiento, ya que al hablar de desaparición de poderes pasa por alto que no tan solo estaría desconociendo al Ejecutivo Estatal, sino también al Legislativo, donde el Movimiento de Regeneración Nacional tiene mayorías.

Pero como si eso no fuera suficiente, la mayoría de Morena en el Senado de la República no le da al expresidente Municipal de Acapulco para llevar a la práctica su sueño dictatorial, pues requiere mayoría calificada, es decir, dos tercios, y no le alcanza a Morena con el apoyo del Partido del Trabajo y Encuentro Social. Los grupos parlamentarios que conducen Mario Delgado y Ricardo Monreal no tienen la mayoría calificada que requiere una reforma constitucional como lo señala el 135 de la propia Constitución, pero por si fuera poco, en ninguna legislatura local alcanzan esa mayoría.

Pero también no hay que perder de vista que incluso hacia el interior del Movimiento de Regeneración Nacional existen voces divergentes en el tema, pero las oposiciones también han señalado que frente a un presidencialismo desbordado se necesita fortalecer el federalismo y no dar un paso atrás apoyando a gobernadores y gobiernos municipales en el pleno respeto de sus atribuciones. Si los legisladores morenistas y sus aliados pensaban que la tendrían fácil, se equivocaron.

Por si fuera poco, Enrique Alfaro se coloca como el líder principal de las oposiciones, y advierte que el gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador puede plantear un nuevo modelo de seguridad, pero “ni el Gobierno de la República ni la Cámara de Diputados, pueden pisotear la Constitución Política del Estado de Jalisco”, y de paso también dejó en claro “que no hay peor riesgo que guardar silencio ante el intento de borrar por decreto las reglas básicas que sustentan la cohesión nacional”. Falta mucho por ver. Al tiempo.

[email protected]