¿Propuesta descabellada?

Hay que reconocerle a AMLO capacidad para marcar el rumbo del debate
Vladimir Galeana Publicado el
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Sin lugar a dudas la audacia y la creatividad han estado del lado de Andrés Manuel López Obrador, y aunque algunas veces las propuestas que realiza tienen mucho de fantasía y poco de realidad, no podemos negar ese exitoso piso que colocó entre los sectores más desprotegidos del país cuando decidió instrumentar una serie de programas de apoyo a la economía familiar, y que propiciaron la disminución de carencias y la activación de los procesos económicos en diversas partes del país.

Después que los programas puestos en marcha en la capital de la República comenzaron a rendir frutos porque paliaron necesidades de amplios sectores sociales, el resto de los gobernadores intentaron contrarrestar al tabasqueño con programas similares aunque con distinta finalidad y resultados, pero siempre bordando sobre los pasos que daba y que tenían y mantenían una alta cuota de populismo. Tampoco podemos olvidar que el motivo principal era no permitir que la popularidad que adquiría el señor López los avasallara.

Hoy esos programas son los que otorgan poder adquisitivo a los sectores sociales más alejados de los procesos económicos y hay que reconocer que en gran medida palian sus carencias, aunque no resuelven de fondo el problema de la pobreza. Mientras los demás partidos están inmersos ahora en el proceso de selección de candidatos a la Presidencia de la República, el señor López les vuelve a llevar una considerable ventaja no tan sólo por la permanente campaña que ha realizado en los últimos cuatro o cinco años, sino por el espaldarazo que le dio la calificadora Standard & Poor’s.

Pero también hay que reconocerle la capacidad que tiene para marcar el rumbo del debate, y ahora en otra más de sus audaces propuestas señaló que de obtener el triunfo implementaría un programa para descentralizar la Administración Pública Federal y distribuir en el país diversas dependencias que ayuden a la reactivación económica. Por lo pronto, la Presidencia de la República y las secretarías de Hacienda, Relaciones Exteriores, Defensa y Marina se mantendrán en la Ciudad de México.

La Secretaría de Turismo cambiaría su sede a Chetumal, Quintana Roo, lo que en lo personal considero inconveniente por la distancia y la carencia de infraestructura. Claro está que no tardará mucho en señalar inversiones públicas y privadas para darle piso y viabilidad a la propuesta. Pero por lo pronto Medio Ambiente y Recursos Naturales estará en Mérida, Petróleos Mexicanos en Ciudad del Carmen, Energía en Villahermosa, y la Comisión Federal de Electricidad en Tuxtla Gutiérrez.

La Comisión Nacional del Agua tendrá por sede Veracruz, la Secretaría de Desarrollo Social estará en Oaxaca, Educación Pública en Puebla, la Secretaría de Cultura en Tlaxcala, Banobras en Cuernavaca, Infonavit en Toluca, Salud en Acapulco, el IMSS en Michoacán, Ganadería en Guadalajara, y el ISSSTE en Colima. Seguramente recibirá muchas críticas y argumentos de inviabilidad económica y programática, pero sin lugar a dudas su audacia tiene lógica y va más allá de los mapas mentales tradicionales de la clase política mexicana. La propuesta me parece inviable e infuncional, pero marca el rumbo del debate, y eso es lo que le conviene, llevar a sus competidores al terreno que mejor domina. Al tiempo.

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